A propósito de un bello artículo que
me ha mandado Fokker Martínez desde Bogotá, D.C. por la Celebración y Conmemoración de los Hermanos Lebrón anoche en el Teatro Jorge Isaacs en Cali,
la Capital Cultural y Simbólica de la Memoria Patrimonial de la Salsa en el
mundo.
Esta pequeña esquela amorosa por los LeBron Brothers!
The Lebrón Brothers/Los Hermanos
Lebrón/La Hermandad newyorkina del Bronx y Harlem en tiempo de clave jazzeada,
soneada y bluesseada!
Crearon un lenguaje maravilloso del
barrio y con una nueva forma de construir fraseos que perfectamente en el mundo
se fueron pegando hasta volverse las frases de la memoria recursiva de las
familias que viven en todos los espacios especiales de una megalopólis como New
York/Nueva York, -donde hay que aprender a vivir sobreviviendo con los gestos,
con el amor, con la Fe y la enorme esperanza de poder transitar con afecto
cuando de eso se trata la vida, del desarraigo, y de esa pelea afroamericana,
de cantar desde abajo, y con ese feeling, o ese flow de ahora, que en su tiempo
es cadencioso, soneado y blusseado.
Me imagino cómo fue la
celebración/conmemoración -en el Teatro Jorge Isaacs, que es un recinto sagrado
para las músicas del Caribe y del Pacífico y del mundo, el mismo espacio de encuentro que tiene consagrado el
lugar de los Orishas Vivos de las Músicas-, esta noche 28 de diciembre del
2015, es para dedicársela a don Juan Formell, ibae bayé tonu, para su alma y su
grandeza, sus dos hijos adoptivos, Pedrito y Mayito, lo van ha hacer bajar del
cielo; recordemos, que en ese espacio hermoso, el padre musical y ancestral de los Lebrón, don Pablo
vino a consagrar todos los deseos de la maravillosa obra musical, nos sacó todas
las lágrimas que artistas como él y el ruiseñor de París, ha logrado enternecer
nuestras almas, allí los Hermanos de la Hermandad Pacífica, reencontramos el
símbolo abarcador de las identidades, la voz que nos cuajó el sentimiento de
los barrios latinoamericanos...porque ellos tienen ese dicho, ese
espacio de los músicos que poseen la magia de hablar y cantar que es igual como
caminar.
Son los traductores de un Jazz Latino cuajado en el Barrio, llamase
tejido social, territorio, comunidad o como queramos nombrarlo con respeto,
pero el sólo hecho de llamarse los Hermanos Lebrón generó en quiénes los
escucharon por primera vez como si hubiesen encontrado una fuerza vital de lo
que se conoce como la Hermandad newyorkina del Bronx y del Harlem, la huella inconfundible
del sabor! Son maravillosos!
De ellos, no se puede hablar sin desapego! Es
imposible!
Cada canto de su obra musical posee una clave y una fuerza enorme que
traduce sentimiento y dolor, amor y desenfreno, ritmo y descarga medida y con
el mismo compás de un tren cargado de símbolos y una fuerza maravillosa de
hacer cantar y bailar: La salsa de los Lebrón, es así!
Es como la Familia de
Ponce, la sonora Ponceña como lo que sabía Lavoe, Ismael, Benny, Juan Formell,
Richie, y por supuesto Cheo Feliciano y el mismo Pete El Conde.
Son músicas de
adentro de la manigua, de esos laboratorios que tienen marcada la fuerza de la
esperanza! Los cincuenta años, es un capítulo que sigue vivo y tejiendo más
canto y más pasión: "Falta, La Temperatura, Pena y Dolor, Diez Lágrimas,
Sin Negro No hay Guaguancó, Salsa y Control, Son Sabrosón, Summertime Blues,
Chemania, -tantos temas que si habláramos del amor ellos nos colocan a buscar
su cancionero pasado, presente y futuro con una dulzura que inunda el corazón!
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