Del bacán del San Carlos a las proclamas libertarias y Salseras del maestro Alejo.
Henchirlo
y dejarlo jugando en el lado de la melodía y el ritmo. Ya han pasado los
momentos sin iguales en los que volvió a recordar las jugadas maestras de los
sabios populares del fútbol colombiano, mientras en el mismo instante podía
enhebrar en su memoria la voz anacobera de Daniel Santos, el cantante con el
que va afinando su creatividad
investigadora con la sabia creadora del recuerdo de un sentido bolero entangado
que imagina y tararea como si fuera ayer.
Hoy
como en el futuro, Alejo juega en su espíritu como en su alma, con esa
contagiosa y peculiar forma de ser: del bacán inspirado, con el mismo sabor al
escribir y al hablar como al explicar las historias culturales de nuestras
músicas, lo hace con la misma sabrosura y el sensible ritmo de las palabras
acaleñadas que tienen su dejo y su cadencia, igual como lo hacía Daniel Doroteo
de los Santos Betancourt, el primer bacán del Caribe, cuando éste delineaba su
boricua en una conversación sobre su vida que acaba en unos profundos tragos de
ajenjo y embriaguez.
Muchas
veces cuando lo vemos sintiendo, gozando y bailando descubrimos que en
Alejandro deviene un ser rumbero que ante todo es un militante de la rumba y el
guaguancó, igual como lo habría hecho en su momento el viejo Daniel, con que el
que nació originalmente ese ser caribeño y latinoamericano comprometido con la
vida de sus pueblos, y que finamente
encarno el sabio del amor de Santurce y Trastalleres, hasta inundar con su manera
especial todo el sabor de esos seres que los barrios asumieron por parte de la
pobrecía trabajadora de este lado del mundo. Son seres muy similares, en su
compostura y en su gesto, los de puertorro y los de ciertos barrios de la
caleñidad. Las muchachadas aprendieron a saborear esa manera de ser tan particular y parecida a
la que vibra y siente el bacán del San Carlos.
De
esas muchachadas es Alejandro, creció dentro del pundonor de las luchas diarias
del barrio popular y sus calles alborotadas y sensibles. Las mismas calles
donde aprendió de los dotes del amor popular y cuajó cierto aire de bacán
enamorado y maestro con el que conjuga, ese otro saber de la escritura y la
pasión de comprender y enseñar con los Otros: el paradigma de la Salsa.
Ya
se han ido las muchachas que lo hicieron perderse con todas sus historias por
las calles y carreras de muchas esquinas,
ya no va volver a ponerles una trampa en el tiempo porque él pareciera
que tiene la magia de alargar los años como las palabras, ganarse los años y
los pensamientos en una tierra donde pensar es muy difícil, porque es muy poco
valorado ese gran trabajo y siempre existe el poder discriminatorio que acuña
indolente, a los sabios por vocación y por educación ganada, los insalvables
apodos que nacieron de la mamadera de gallo: “el señor de la Salsa”, el
especialista de esa música popular.
Cuando
nos volvemos a ver pareciera que nos hubiésemos visto ayer y tuviéramos el
mismo sueño de seguir hablando sobre lo que nos ha pasado con este amor
infinito y respetuoso por la Salsa, ese enredijo de caminos y salvedades
simbólicas, donde aprendimos a reencontrar el alto valor de la existencia
humana.
Es
como si en el baúl de las antigüedades de las músicas del mundo hubiese todo el
tiempo para escuchar que todavía queda mucho por decir y componer y mucho por
escuchar y seguir viviendo con sus letras.
Por
eso, sus palabras son como abrazos que aseguran el destino de una próxima
conversación y ahí es cuando uno puede irremediablemente decir que este hombre
nació con la memoria de esta tierra que lo ha tocado por siempre y por eso su
último libro es una verdadera provocación para que sigamos escuchándolo hablar
y referirse a eso que nos ha querido decir: "mejoremos la historia que nos han
contado todos los que nos antecedieron. Corroboremos. Miremos si nos dijeron la
verdad o fueron embustes lo que nos metieron".
Por
eso, “LA SALSA EN DISCUSIÓN, Música
popular e historia cultural” es uno de los documentos más completos que sobre
el género de la música conceptualmente llamada Salsa se ha hecho hasta ahora.
Es el trabajo de investigación más representativo y desarrollado que podamos
tener en la mano quiénes padecemos de esta enfermedad de “morar y habitar la
tierra escuchando las músicas afrocaribeñas y afropacíficas” que tienen tiempo
de clave, bongó y cencerro. Tiempo de Orishas y danza eterna de mujeres
bailadoras.
“LA SALSA EN
DISCUSIÓN”,
es uno de los Estados del Arte y de la Cuestión que más adelantado configura el
proceso de poder representarnos el fenómeno de la Salsa en su conjunto
simbólico y representativo. Es la elaboración más “atípica” que se ha podido
presentar en el mundo de las investigaciones sociales en el sentido que es una
autocrítica y una profunda reflexión sobre lo que se creía había dejado por
sentado en otros trabajos anteriores muchos pioneros del movimiento cultural y
sus historias, como los que hizo César
Miguel Rondón en Caracas.
Es
atípica porque cada capítulo enlaza una nueva preocupación que todavía está por
resolverse en el próximo capítulo o en el segundo tomo de la Salsa en Cali, que
son escrituras que están hechas como en un
espiral dialéctico que se anuda de metáforas en metáforas, creando una
cierta modelación del mundo representativo de lo que es el “constructo de la
Salsa”, esa región de las ideas que nació de los dichos populares y sus
historias culturales y hoy es un cuerpo de ideas donde a cada instante tiene
una nueva transformación, la investigación social de las Cartografías
Culturales que ha venido desarrollando en los últimos treinta años junto y por
aparte con músicos, bailarines y coleccionistas y críticos musicales y
antropólogos y sociólogos, se ha vuelto ese pan de cada día que vuelve y renace
en cada semana cuando hace su programa musical sabatino en la Univalle Estéreo:
Es
una meditación en espiral que “confronta la falsa erudición” y los saberes
acabados e impostados de ciertos arzobispos. Son 15 capítulos y 63 apartados,
en 387 páginas, en el que logra crear nuevos espacios de desarrollo a esos
bucles en los que todavía tiene mucho que decir y en los que indudablemente
esta obra etnomusical logra fundamentar a la juventud que recibe la herencia de
estas músicas y de estas socioculturas y para las que hay que tener el oído
avisado y aguzado para poder escuchar la
factura y la magia eterna del sabor y el ritmo de la Salsa, con un poco más de
inteligencia y sabiduría popular.
Por eso mismo puede advertir: “No puede rechazarse la salsa, ni ninguna música porque sea extranjera, o no sea autóctona, como se repite desde cierto discurso culturalista y desde ciertas instituciones denominadas culturales”.
Y
al mismo tiempo recordarnos con cierto carácter sincero y frentero que: “la consigna de
“Cali, capital mundial de la Salsa” hay que ponerla en su justa dimensión, así
haya sido utilizada para construir en torno a ella una política pública que
articule lo mejor de sus expresiones en pro de aquellos sectores sociales más
pobres que la agencian y la detentan”.
Puesto que: “La frase cliché de “Cali capital mundial de la Salsa”, merece una observación crítica. Puede afirmarse sin atenuantes que Cali ha sido y es la capital mundial del consumo y la recepción mundial de la Salsa, pero no la capital mundial de la producción…”.
Esa
distinción dialógica despeja muchas ilusiones y atrofias mentales que los
medios de comunicación han podido crear
con mucha irresponsabilidad.
Al
contrario, Ulloa lo que hace es contextualizar y pensar el mundo de la Salsa en
Cali y su modo de pensamiento, que es lo que hace, es volver hacia lo
instituido, es crear la relación del todo con las partes de
esa multidimensionalidad y a partir de allí precisar: “diferencio estos dos procesos, recepción y consumo,
porque aunque están interrelacionados no son lo mismo y se pueden separar para
el análisis…Un ejemplo muy cercano a todos nos sirve para comprenderlo mejor:
Colombia es la “Capital” mundial de la producción de cocaína pero no es la
capital mundial del consumo de cocaína” [cuando] “sí [lo] son otros países,
según las estadísticas oficiales”.
Pero,
más adelante descubramos la capacidad innovadora de sus análisis que son un
verdadero tesoro para la elaboración necesaria de los Mapas Socioculturales de
la ciudad.
Descubramos
como cada punto del holograma que está delineando conceptualmente en “LA SALSA EN DISCUSIÓN”, no es otra
cosa que la información desarrollada y precisa del todo del cual hace parte y a
la vez una unidad generadora de esa gran diversidad simbólica que descubre
sobre la memoria de Santiago de Cali y su relación con el mundo: “en
el pasado, la capital mundial de la producción de la Salsa fue el eje Nueva
York-Puerto Rico y viceversa. Desde 1960 hasta los años 90 este eje fue el
circuito de producción más importante porque de allí salieron la mayoría de
músicos, compositores, arreglistas, allí se formaron las bandas, allí grabaron
y durante muchos años fue el epicentro del mercado discográfico y del
espectáculo salsero en el que Cali entró a competir fuertemente, gracias, entre
otras cosas, a la bonanza de un negocio emergente multimillonario”.
Pero,
ahí deja planteada con su conciencia antropológica una tensión innegable y es
que hay que aprender: ¿cómo se construye esa cultura singular por la Salsa, de
parte de la comunidad caleña? Eso no es porque sí. Es porque la Salsa: “pasó a ser un
habitante especial de la ciudad, habitando también el cuerpo de los ciudadanos
que la acogieron como suya y la adoptaron a través del baile, en kioscos y
terrazas, o en bares, tabernas y discotecas del suburbio donde se gozaba su
audible presencia. Pero además de adoptarla, la cuidaron con atenciones y la
preservaron para la posteridad, como se reconoce hoy en los cientos de
coleccionistas que la conservan con celo. Por eso hoy es posible hablar de una
cultura salsera en Cali, como algo más que un simple slogan o una moda como
acontece en otras partes; una cultura que cuenta en su haber con la memoria
discográfica, patrimonio tangible para la historia de esta música y su
presencia gozosa en la ciudad”.
Pero,
su pensar hace una serie de religazones policéntricas que generan una simbiosofía sobre la Salsa en
Cali, que es la sabiduría de poder unir la etnografía y la etnomusicología
acerca de la comunidad salsera caleña y decir: “mientras en Nueva
York se paría la Salsa en la transición de los 50 a los 60, en Cali se construían
los barrios de la periferia hasta donde llegaba ella vestida de acetato, en
discos de 33, 45 o 78 revoluciones por minuto. Es en ese proceso de
construcción colectiva mediante el esfuerzo propio y la ayuda mutua, en el que
la Salsa deviene en símbolo de una cultura popular urbana al pasar de los 60s a
los 70s. Y ello porque tanto la música antillana como la Salsa animaron la
fiesta popular, la verbena callejera y el baile comunal para recolectar fondos con los cuales
levantar una escuela, mejorar una calle o construir una iglesia”.
Con
esta manera de aproximarse, Ulloa nos muestra como es de compleja esa identidad
salsera de la ciudad y las implicaciones que esos procesos dialógicos
experimentan, pues eso no ha sido tan sencillo y simple como lo han creído
periodistas y comentaristas editoriales pues:
[La
Salsa] “Tampoco es la única cultura musical existente en la ciudad. La cultura
salsera es una entre otras, pues también hay una cultura musical adscrita al
rock; igual podemos reconocer la existencia de los raperos, y recientemente la
cultura relacionada con la música del Pacífico, que se nuclea alrededor del
festival Petronio Álvarez”.
Frente
a esta realidad de la Salsa, continúa el maestro Ulloa haciendo el ejercicio
complejo del pensamiento y criticando
muchas de las incomprensiones que se tienen porque hacen parte de las
autoglorificaciones, de las autojustificaciones, de los egocentrismos, de las
simplificaciones del eurocentrismo inoculado en las academias y de esa
tendencia a adjudicar a las cosas y las cuestiones lo que no son ellas. Por
eso, para él es muy necesario preguntarse: “¿Existe
o no, una cultura salsera en Cali? ¿Cómo
se manifiesta? ¿Cuáles son sus expresiones más visibles? ¿Quiénes la agencian?
¿Por medio de qué prácticas? ¿Cuáles son los espacios donde se vive esa
cultura? ¿Cuáles son sus símbolos, sus relatos, sus saberes? ¿Cuál es su
naturaleza y qué lugar ocupa en el Mapa Cultural de la ciudad? ¿Cuáles son las
prácticas sociales que la evidencian? ¿Cómo [esta cultura salsera] se yuxtapone
en tensión con otras culturas musicales existentes en la ciudad de Cali? (El
rock, el rap y el hip hop, por ejemplo). Si existe esa cultura salsera en la
ciudad de Cali, ¿Cuáles son sus tensiones internas y los conflictos que se
evidencian? ¿Cómo se reproduce socialmente la cultura salsera y cómo se
transforma?”
Preguntarse
porque el ejercicio de su pensar es abierto y sigue su curso en un próximo
libro que completa en un segundo tomo sobre La Salsa en Cali, máxime cuando una
cultura como [La Salsa]: “se ha transformado
y decantado cualitativamente durante los últimos años” [puesto que el eje
Nueva York-Puerto Rico] “perdió fuerza
como epicentro productor. Hoy es difícil saber cuál es la capital mundial de
una producción que se ha descentralizado, así como se ha fragmentado, en medio
de una crisis que la agobia. Es casi imposible identificar cual es el centro
productor de la Salsa y la post-Salsa que hoy impera por doquier” [pues
como dice Ángel Quintero Rivera, esa Salsa mientras más se globaliza, es menos
percibida como una música americana o neoyorquina. Por el contrario, más se
“latinoamericaribeñiza” y se vuelve ciudadana del mundo y el planeta, tiene un
juego rotativo de paternidad múltiple].
Muchas
veces siento que en el interior de muchos salseros hay como un miedo ético a
aceptar que estamos viviendo el renacimiento de la Salsa. Hay como un espíritu
reductor que vive excomulgando los nuevos renacimientos de la Salsa y en muchos
de nosotros como que queremos a toda hora simplificar sus nuevas auroras y la
Cali del 2008 y el 2009, 2010, 2011, 2012, 2013, 2014 está muy comprometida con
esa reinvención, por la fuerza administrativa de la Ministra de Cultura Mariana
Garcés, que cuando fue Secretaria de Cultura y Turismo de Santiago de Cali,
dejó cimentada en esa administración, algo que podemos llamar como una
Planeación Estratégica del movimiento cultural de la Salsa y que el sentir de
los “salseros organizados catapultaron en la Administración de Ospina y que
durante la de Guerrero Velasco, la han defendido, sin lograr todavía
estructurar el Clúster definitivo de la Salsa, por los eternos miedos humanos a
volver a nacer y porque existe mucha “antropofagia vallecaucana” de desconocer
lo que hace el Otro y ese es un cáncer que carcome la cultura, pero que seres
como Alejandro y muchos otros salvan con sus trabajos todavía no articulados a
los movimientos sociales, lo que puede ser el futuro de la salsa en Cali y en
el Pacífico.
El
libro “LA SALSA EN DISCUSIÓN” es el
saber de ese futuro que le espera a la Salsa y la prolongación de ese holograma
que es “hacer conocer lo que es conocer” la Salsa. Hace parte de un periplo
académico que empezó primero con “San Carlos, te acordás hermano”, después
siguieron “La Salsa en Cali”, “El viejo Willy, una historia contra el olvido”,
“Pagode a festa do samba no Río de Janeiro”, “Globalización, ciudad y
representaciones sociales, el caso de Cali”, “Juventud, música pop y
modernidad. Culturas Urbanas e Identidades Sociales en Cali” y “El Baile: un
lenguaje del cuerpo” una emprendedora
obra de investigación social a la que humildemente queremos indagarle
unas cuantas preguntas más:
-¿Maestro Alejo,
cuando nosotros hablamos de Cali innegablemente tenemos que hablar de la Salsa,
Usted que opina del reforzamiento cultural y simbólico que se le está dando a
las políticas de la Secretaría de Cultura del municipio y de la Alcaldía de
Santiago de Cali, sobre ese elemento que fue marginado y que ha sido excluido
muchas veces por la sociedad del Poder y por la misma política?
-Bueno,
sin duda hay que admitir y hay que reconocer que la Administración del Alcalde Jorge Iván Ospina Gómez a través
de la Secretaría de Cultura ha replanteado todo un concepto de lo que significa
el apoyo a la música Salsa en sus diferentes manifestaciones, como expresión de
una cultura popular que tiene un fuerte arraigo en los estratos bajos y en
algunos estratos medios de la ciudad. Ese es un reconocimiento tardío. Pero,
como dice el refrán: “más vale tarde que nunca”. Ese reconocimiento se expresa
en un apoyo de verdad, un apoyo institucional, en un apoyo económico, en un
apoyo que se traduce en crear más espacios para que las diferentes expresiones
salseras se manifiesten públicamente ante la ciudad. Pienso que es donde más se
ha aportado. Precisamente es donde más se ha respaldado como una actividad que
surge fundamentalmente en los barrios populares de la ciudad.
-La historia de la
ciudad está atravesada desde muchas polirelaciones por las culturas populares
de la Música, de la Danza, de lo que impuso el Pop y ante todo de las pequeñas
y medianas ansias del Poder por guiar a Cali hacia diferentes partes. ¿Maestro
Alejo, cuáles son las tensiones que Usted descubre en esa Historia de la
Cultura de Cali?
-Bueno,
hay diversos momentos en los cuales se ha dado algún tipo de reconocimiento. En
los años finales de los ochenta el Alcalde Carlos Holmes Trujillo, hijo,
respaldaba de alguna manera de labios para afuera la Salsa en la ciudad.
Recuerdo verlo a él anunciando un
concierto de Salsa por una emisora local. Pero, me parece que eso era una cosa
muy personal que a él le gustaba y la vivía. Hasta la compartía pero no se
traducía en un respaldo institucional. Era más una aparición populista que
carecía de una infraestructura y de una plataforma como sí existe ahora. Eso
hay que decirlo. Él representaba otra élite dominante en la ciudad y esa élite
no le apostaba a la Salsa, aunque sabía que la Salsa era una expresión muy
fuerte de los sectores populares de la ciudad. Aunque en la Feria como siempre
se disponía de recursos económicos para financiar la Feria, se hacían
conciertos de Salsa, sin embargo, no era creo, parte de una política, de una
política oficial orientada al fortalecimiento de la Salsa. Ahora bien, siempre ha habido una tensión y unos
antagonismos entre las élites respecto a la Salsa, por muchas razones. Porque
la Salsa, siempre se ha considerado música de negros, de barrios bajos, en
fin. En todo lo que significa la plebe
de la sociedad moderna y en ese sentido, la Salsa se miraba de reojo, se miraba
peyorativamente aunque a la élite de vez en cuando también “se le sale el
negro”. En los últimos diez años ha sucedido un fenómeno muy importante con las
Escuelas de Baile y sobre todo después del año 2000, surge una iniciativa que
empieza a ver en la Salsa y en el baile de la Salsa, una gran posibilidad
comercial. De alguna manera, ahí estamos cuatro personas que trabajamos,
representantes de ese de ese grupo y quiénes aportamos ideas,
propuestas y el análisis para hacer algunas cosas de lo que hoy en día
ya es un hecho. Es un hecho real que muestra el cambio de un sector de la élite
frente a la Salsa. Cambio real. En la medida que no solamente, aceptó la Salsa,
sino que también se la apropio para desarrollar un espectáculo y desarrollar un
proyecto económico más grande. Eso tiene tanto de largo como de ancho. De un
lado, es un reconocimiento a la fuerza de la cultura salsera en la ciudad
expresada a través del baile y por otro lado, es un reconocimiento y de alguna
manera un apoyo a los bailarines que han encontrado allí un espacio para
desarrollar su creatividad, su talento y para ganarse la vida también y el
sustento. Pero, eso no se puede desligar de que es una manera como ese sector
de la élite tenga y haya montado una gran empresa que le está dando magníficos
resultados económicos y están en todo su derecho porque sin duda es un
espectáculo de muy buena calidad que ha puesto a que la élite también baile
Salsa. O por lo menos que aprenda a bailarla. Y que aprenda a degustarla.
Cuando uno va a ese espectáculo puede ver que la flor innata de la burguesía
caleña tradicional disfruta. Uno tiene que complacerse. Es preferible que estén
bailando Salsa a que estén oyendo música
“yo me mato”. U otras expresiones de mal gusto como esas que le gustan a
la sociedad colombiana, que están ligadas por un lado al imperio de la
mediocridad de los medios y de cierta industria cultural y que por otro lado
hacen parte de la banda sonora de traquetolandia. Es preferible que la élite
baile Salsa y que apoye a los bailarines de Salsa, promueva el espectáculo y se
beneficie económicamente como pasa en la sociedad contemporánea cuando no hay
nada que pase que quede por fuera de lo comercial y de las relaciones sociales
y mercantilistas de la producción del Capital.
-¿Maestro Alejo,
frente a esta respuesta, uno debe abrir dos nodos, uno es el referente al
clúster del turismo en la ciudad de Cali que está mediatizado por empresas
mixtas o privadas y el otro nodo es el
de un clúster de turismo donde deben existir pymes para que se defiendan los
músicos y los bailarines y salgan a progresar ampliamente?
-Eso
es algo que sea venido hablando en los últimos tres años. Sin embargo, no hay
una propuesta concreta que logre articular a los diferentes sectores en torno a
un gran proyecto, con un ideal que hasta cierto punto, sea una utopía y eso es
algo que algunas personas están agenciando y promoviendo, pero, que no ha
llegado todavía a cristalizarse de manera contundente. Pero, allá vamos a
llegar en poco tiempo. Y sí se llega a lograr me parece que ese es un nuevo
cambio cualitativo y un salto en el proceso en lo que tiene que ver con la
cultura salsera de la ciudad.
-¿Dentro de esa
búsqueda existe el otro vértice del nodo, es aquella de la
profesionalización de la Danza de la
Salsa, típica de la ciudad de Cali, le va a quitar a la Salsa y su baile algo
de autenticidad o la va a enriquecer?
-Hay
dos dinámicas con respecto al baile. Una es la dinámica de los bailadores. Y
otra es la dinámica de los bailarines. Los bailadores y los bailarines son dos
roles que tienen caminos diferentes. Aunque un bailador se puede volver un
bailarín y de hecho es un bailador. De hecho, para llegar a ser un bailarín hay
que ser un bailador. Entonces, el
bailador es el que diríamos, es que le gusta bailar Salsa, sale a divertirse y
tirar paso. Lo ha hecho siempre. El bailarín es el que ya recibe una
preparación y una educación especial. Una formación para profesionalizarse y
una vez que se profesionaliza se inserta en un estado del espectáculo y a través
del espectáculo se inserta a la industria cultural. Como entenderán se trata de
dos dinámicas distintas, estás generan dos lógicas distintas, entonces, el
bailarín está sujeto a unas reglas del juego que le son impuestas por el
mercado y por la industria cultural que le exigen un tipo de vestuario, que le exigen un tiempo y que le exigen unas
condiciones, que el bailarín tiene que aceptar si quiere. Con competencia de
ese ámbito
Al
bailador no le pasa eso porque el responde a su deseo y a su sentimiento. El
bailarín también lo hace porque le gusta y también lo desea hacer. También
siente la Salsa. Pero, son dos dinámicas distintas. Ahora bien, lo que pasa es
que el baile del bailarín del espectáculo
es para un show y el show es comercializado que exigen ciertas formas
elitistas, con ciertas expresiones que son el producto de muchas influencias y
que no niegan la influencia del Barrio; pero, tampoco niegan la sola expresión
del Barrio de donde vienen. Digamos esa matriz cultural, esa matriz danzaria,
está presente y es fundamental, para su crecimiento y su desarrollo cultural.
Yo diría y que veo que no es el tema de la autenticidad porque habría que
preguntarse qué es lo auténtico. ¿Qué es lo auténtico? -en términos culturales,
si todo está hecho de influencias, de sincretismos, de interacciones y de
cambios. Los romanos eran auténticos porque los griegos influyeron en ellos, en
su cultura y en su civilización. En sus sistemas de gobierno, entonces…
-Más que mirar lo
auténtico, es el ritual de la celebración del tiempo del baile y de escuchar la
Salsa y a dónde va la preocupación de nosotros, es cómo esa Salsa va a perder
ese ritual, porque Cali ha construido un ritual durante cuarenta años…son más
de cincuenta años-
-Bueno,
digamos que son cincuenta años, pero, digamos, que ese ritual es una manera del
hombre de consagrase al tiempo de escuchar música y de bailar música, de hacer
música, de jugar a hablar con la música, a decirse todo en términos de la Salsa
y va a llegar el momento que el músico, el bailarín y el que tiene que ver con
el baile, los que tienen que ver con todo, es decir los actores sociales del
movimiento de la Salsa en Cali, que seducen y que juegan e intercambian y que
hacen mediaciones simbólicas con ese discurso, con el correlato de la Salsa, se
va a empezar a profesionalizar tanto “que
va a perder” lo que decimos, va a perder la prosodia de ese relato-
-No,
yo no creo que eso sea así. Por eso, te digo que esa es una nueva tendencia.
Pero, esa tendencia no puede vivir sin la otra. Porque esa tendencia surge del
Barrio y ahí se reúne y compagina espacios y los comparte.
-Pero, hay una
tensión social histórica.
-Claro,
que la hay. Pero, precisamente esta nueva tendencia, se sustenta, se respalda y
se apoya en la otra y aunque la trasciende y en algún momento hayan y existan
tensiones entre ambas, no la niega ni la va a desaparecer. No la va a
desaparecer porque en el momento que desaparezca se acaba la otra. Se acaba la
tendencia y aparece una nueva dinámica. Entonces, lo que hay digamos, es un paralelismo
entre dos dinámicas y entre dos lógicas que en cierto momento son
complementarias y en cierto momento pueden ser antagónicas, pero que la segunda
que es hija de la primera, no puede acabar con esa primera, porque entre otras
cosas, digámoslo, desde el punto de vista cualitativo, coexisten en entre sus
espacios sociales y los linderos son imaginarios. En este 2009 los bailadores
podemos ser un millón y los bailarines son 2000. Ya desde el punto de vista
cualitativo, si lo vemos desde ese lado, es algo que matemáticamente, tiene muy
pocas probalidades que lo uno acabe con lo otro.
-Hay una
alteración, aceptemos que puede ser así
y pensemos en la memoria, en el trabajo suyo y el trabajo de muchos otros como
el de Rafael se está respetando.
-Yo
diría que esa conexión no existe como debiera existir.
-Porque en el
Brasil existe, en Cuba existe, en México existe, en República Dominica existe,
en Haití existe, pero, ¿en Colombia… es muy difícil?
-Aquí
desafortunadamente no existe, digamos que sí hay algunos vínculos, que son muy
esporádicos son muy débiles, con ese sector de los bailarines, a pesar de
nuestros intentos por acercarnos y a pesar
de nuestros discursos y de que nuestras atenciones se hacen públicas y
se hacen públicas en eventos donde van muy pocas personas. Uno no puede ser
idealista y pensar que todos te están oyendo y que están sintonizados y están
pendientes. No ese proceso no pasa. Desafortunadamente no es así. Y no es así,
yo diría, porque más que… por un problema de ellos mismos, que de nosotros
mismos. Es un problema de quiénes los dirigen. Porque la verdad, es que los
directores de las Escuelas, se creen muy
autosuficientes y no acuden y no apelan, no llaman, no critican y la verdad, es
que eso no se da. Solamente hay una Escuela en la que yo he ido a conferenciar
y a contar y donde ya han leído mi libro sobre la Salsa en Cali.
-¿Qué escuela es?
-Rucafé.
-¿Rafa tiene ese
espacio o tampoco lo tiene?
-Rafa
ha tenido esa experiencia, pero, es con Swing Latino. Que es con la que él trabaja.
-¿Con otras han
podido hablar?
—Yo
no. Yo me he ofrecido generosamente y no por negocio. Por el amor a esta
militancia musical por la Salsa, amor a
esta causa que llevamos hasta el fin. Pero, en Bogotá deben estar muy
embelesados por el oropel y el brillo del turismo y la fantasía del show.
Quizás les baste con que bailen bien y sobrevivan y con eso les parece
suficiente. Pero, lo mismo pasa con los músicos. Me parece que los músicos aquí
no leen. No estudian. No se documentan. Basta con que tengan donde tocar. Con
muy contadas excepciones, de dos o tres
músicos, que sí se preocupan por
investigar. Realmente, creo que la mayoría no lo hace. Entonces, esa es una
situación bastante complicada, porque no hay digamos que un acompasamiento
entre la discusión de la política cultural que se hace sobre la
Salsa y sobre la música y el baile con las prácticas de estas personas y sus
prácticas sociales como individuos sociales, como sujetos sociales. Ellos oyen
decir, que por ahí, hay un fulano que
escribe un artículo sobre el movimiento cultural que ellos hacen. Pero,
creo que eso no tiene mayor impacto en ellos. Esa es mi apreciación. Puede que esté
equivocado y si lo estoy me pueden decir que lo estoy. Pero, uno tiene que ser
realista. De hecho, la élite tampoco escucha. La élite está muy ligada con la
cosa productiva. No hay unas interrelaciones dinámicas. Cuando lo ha habido, lo
ha habido en cierto momento, que se ha analizado, que se ha dado, cambio y
fuera. Eso también, pasa en el sector oficial que la argumentación y el
análisis y todo lo que se ha hecho, no ha sido escuchado ni lo han valorado.
Por lo menos, a mí no me han invitado a hacer esas reflexiones sobre las
políticas públicas. En otros espacios del poder académico en el mundo, lo he
tratado y se valora el trabajo multidimensional que he elaborado sobre la
música Salsa.
-En Cali, ¿no hay
un Departamento de Estado de la Cultura?
-No,
lo que hay es una Secretaría de Cultura.
-Aquí en Colombia
seguimos ignorando el espacio de los investigadores y de los consultores de
cultura, eso es general en Colombia.
-Aquí
hay diría una subvaloración, por eso, porque en muy contadas excepciones a uno
lo invitan a participar. Por ejemplo, estoy con una docena mis de amigos
conceptuando sobre el Programa del Parque de la Música, pero el Parque de la
Música, es una actividad que se realiza cada año y se hace en una semana; si
efectivamente, nos reunimos conceptuamos y organizamos y programamos y ya. Y
eso queda así. Como que a Ustedes les damos ahí, para que organicen ese Parque
y ya. Hagan la programación, la
producción y ya. Y nosotros nos encargamos de lo demás y ya. Y listo. Digamos,
que esa cosa, es muy instrumental. Muy esporádica es casi usufructuaria.
-La
cultura necesita hacer ese tipo de evaluaciones para poder proyectar el futuro
próximo y no caer en los vacíos de los inmediatismos irreflexivos que la
política en los ejercicios del Poder de cada cuatro años, nos deja con las
verdaderas irresponsabilidades públicas.
Bibliografía
Reseña:
“La salsa en discusión.
Música popular e historia cultural”.
En
esta obra se propone un diálogo abierto con algunos de los autores más
importantes que han abordado el origen de la salsa en el Barrio Latino de la
ciudad de Nueva York. Escrita contra los lugares comunes consagrados en la
opinión popular, este texto promueve un debate entre quienes han analizado la
salsa, desde Cuba, Venezuela, Puerto Rico, Nueva York, o Cali, durante los
últimos treinta años. Su interés radica, no sólo en la polémica que propicia,
sino en las nuevas tesis que sustenta como alternativa a una historia que suele
reducirse a un conjunto de anécdotas y/o datos aislados de nombres y fechas. En
esta segunda edición se han reescrito la mayoría de los capítulos y se ha
incluido uno inédito sobre Puerto Rico, aportando más información y nuevos
argumentos.
Ante
la idea de que la Salsa fue, primordialmente un fenómeno comercial impulsado
alrededor de una marca, aquí se profundiza en la historia cultural que
contextualiza la génesis de la salsa en el Harlem Hispano, el South Bronx y
Santurce. La velocidad y el acelere de la gran ciudad, serán determinantes como
elementos de una nueva subjetividad que se proyecta en el nacimiento y
posterior desarrollo de esta música.
No hay comentarios:
Publicar un comentario