miércoles, 13 de enero de 2016

El maestro Alejandro Ulloa, el ser que desborda al bacán del barrio San Carlos, porque sigue firme con todas sus proclamas libertarias y Salseras del maestro Alejo.

Del bacán del San Carlos a las proclamas libertarias y Salseras del maestro Alejo.

Ya han pasado muchos años en las que las esquinas del barrio San Carlos vieron cruzar al joven Alejandro cantar  de memoria los mismos cantos y canciones con que aprendió el verbo que marcaría su vida por siempre: “enloquecer con música el alma hasta reventarse el corazón”.

Henchirlo y dejarlo jugando en el lado de la melodía y el ritmo. Ya han pasado los momentos sin iguales en los que volvió a recordar las jugadas maestras de los sabios populares del fútbol colombiano, mientras en el mismo instante podía enhebrar en su memoria la voz anacobera de Daniel Santos, el cantante con el que  va afinando su creatividad investigadora con la sabia creadora del recuerdo de un sentido bolero entangado que imagina y tararea como si fuera ayer.

Hoy como en el futuro, Alejo juega en su espíritu como en su alma, con esa contagiosa y peculiar forma de ser: del bacán inspirado, con el mismo sabor al escribir y al hablar como al explicar las historias culturales de nuestras músicas, lo hace con la misma sabrosura y el sensible ritmo de las palabras acaleñadas que tienen su dejo y su cadencia, igual como lo hacía Daniel Doroteo de los Santos Betancourt, el primer bacán del Caribe, cuando éste delineaba su boricua en una conversación sobre su vida que acaba en unos profundos tragos de ajenjo y embriaguez.

Muchas veces cuando lo vemos sintiendo, gozando y bailando descubrimos que en Alejandro deviene un ser rumbero que ante todo es un militante de la rumba y el guaguancó, igual como lo habría hecho en su momento el viejo Daniel, con que el que nació originalmente ese ser caribeño y latinoamericano comprometido con la vida de sus pueblos,  y que finamente encarno el sabio del amor de Santurce y Trastalleres, hasta inundar con su manera especial todo el sabor de esos seres que los barrios asumieron por parte de la pobrecía trabajadora de este lado del mundo. Son seres muy similares, en su compostura y en su gesto, los de puertorro y los de ciertos barrios de la caleñidad. Las muchachadas aprendieron a saborear  esa manera de ser tan particular y parecida a la que vibra y siente el bacán del San Carlos.

De esas muchachadas es Alejandro, creció dentro del pundonor de las luchas diarias del barrio popular y sus calles alborotadas y sensibles. Las mismas calles donde aprendió de los dotes del amor popular y cuajó cierto aire de bacán enamorado y maestro con el que conjuga, ese otro saber de la escritura y la pasión de comprender y enseñar con los Otros: el paradigma de la Salsa.

Ya se han ido las muchachas que lo hicieron perderse con todas sus historias por las calles y carreras de muchas esquinas,  ya no va volver a ponerles una trampa en el tiempo porque él pareciera que tiene la magia de alargar los años como las palabras, ganarse los años y los pensamientos en una tierra donde pensar es muy difícil, porque es muy poco valorado ese gran trabajo y siempre existe el poder discriminatorio que acuña indolente, a los sabios por vocación y por educación ganada, los insalvables apodos que nacieron de la mamadera de gallo: “el señor de la Salsa”, el especialista de esa música popular.

Cuando nos volvemos a ver pareciera que nos hubiésemos visto ayer y tuviéramos el mismo sueño de seguir hablando sobre lo que nos ha pasado con este amor infinito y respetuoso por la Salsa, ese enredijo de caminos y salvedades simbólicas, donde aprendimos a reencontrar el alto valor de la existencia humana.


Es como si en el baúl de las antigüedades de las músicas del mundo hubiese todo el tiempo para escuchar que todavía queda mucho por decir y componer y mucho por escuchar y seguir viviendo con sus letras.
Por eso, sus palabras son como abrazos que aseguran el destino de una próxima conversación y ahí es cuando uno puede irremediablemente decir que este hombre nació con la memoria de esta tierra que lo ha tocado por siempre y por eso su último libro es una verdadera provocación para que sigamos escuchándolo hablar y referirse a eso que nos ha querido decir: "mejoremos la historia que nos han contado todos los que nos antecedieron. Corroboremos. Miremos si nos dijeron la verdad o fueron embustes lo que nos metieron".



Por eso, “LA SALSA EN DISCUSIÓN, Música popular e historia cultural” es uno de los documentos más completos que sobre el género de la música conceptualmente llamada Salsa se ha hecho hasta ahora. Es el trabajo de investigación más representativo y desarrollado que podamos tener en la mano quiénes padecemos de esta enfermedad de “morar y habitar la tierra escuchando las músicas afrocaribeñas y afropacíficas” que tienen tiempo de clave, bongó y cencerro. Tiempo de Orishas y danza eterna de mujeres bailadoras.

“LA SALSA EN DISCUSIÓN”, es uno de los Estados del Arte y de la Cuestión que más adelantado configura el proceso de poder representarnos el fenómeno de la Salsa en su conjunto simbólico y representativo. Es la elaboración más “atípica” que se ha podido presentar en el mundo de las investigaciones sociales en el sentido que es una autocrítica y una profunda reflexión sobre lo que se creía había dejado por sentado en otros trabajos anteriores muchos pioneros del movimiento cultural y sus historias, como los que hizo  César Miguel Rondón en Caracas.

Es atípica porque cada capítulo enlaza una nueva preocupación que todavía está por resolverse en el próximo capítulo o en el segundo tomo de la Salsa en Cali, que son escrituras que están hechas como en un  espiral dialéctico que se anuda de metáforas en metáforas, creando una cierta modelación del mundo representativo de lo que es el “constructo de la Salsa”, esa región de las ideas que nació de los dichos populares y sus historias culturales y hoy es un cuerpo de ideas donde a cada instante tiene una nueva transformación, la investigación social de las Cartografías Culturales que ha venido desarrollando en los últimos treinta años junto y por aparte con músicos, bailarines y coleccionistas y críticos musicales y antropólogos y sociólogos, se ha vuelto ese pan de cada día que vuelve y renace en cada semana cuando hace su programa musical sabatino en la Univalle Estéreo:
Es una meditación en espiral que “confronta la falsa erudición” y los saberes acabados e impostados de ciertos arzobispos. Son 15 capítulos y 63 apartados, en 387 páginas, en el que logra crear nuevos espacios de desarrollo a esos bucles en los que todavía tiene mucho que decir y en los que indudablemente esta obra etnomusical logra fundamentar a la juventud que recibe la herencia de estas músicas y de estas socioculturas y para las que hay que tener el oído avisado y aguzado para poder escuchar  la factura y la magia eterna del sabor y el ritmo de la Salsa, con un poco más de inteligencia y sabiduría popular.

Por eso mismo puede advertir: “No puede rechazarse la salsa, ni ninguna música porque sea extranjera, o no sea autóctona, como se repite desde cierto discurso culturalista y desde ciertas instituciones denominadas culturales”.
Y al mismo tiempo recordarnos con cierto carácter sincero y frentero que: “la consigna de “Cali, capital mundial de la Salsa” hay que ponerla en su justa dimensión, así haya sido utilizada para construir en torno a ella una política pública que articule lo mejor de sus expresiones en pro de aquellos sectores sociales más pobres que la agencian y la detentan”.

Puesto que: “La frase cliché de “Cali capital mundial de la Salsa”, merece una observación crítica. Puede afirmarse sin atenuantes que Cali ha sido y es la capital mundial del consumo y la recepción mundial de la Salsa, pero no la capital mundial de la producción…”.


Esa distinción dialógica despeja muchas ilusiones y atrofias mentales que los medios de comunicación  han podido crear con mucha irresponsabilidad.

Al contrario, Ulloa lo que hace es contextualizar y pensar el mundo de la Salsa en Cali y su modo de pensamiento, que es lo que hace, es volver hacia lo instituido,  es  crear la relación del todo con las partes de esa multidimensionalidad y a partir de allí precisar: “diferencio  estos dos procesos, recepción y consumo, porque aunque están interrelacionados no son lo mismo y se pueden separar para el análisis…Un ejemplo muy cercano a todos nos sirve para comprenderlo mejor: Colombia es la “Capital” mundial de la producción de cocaína pero no es la capital mundial del consumo de cocaína” [cuando] “sí [lo] son otros países, según las estadísticas oficiales”.

Pero, más adelante descubramos la capacidad innovadora de sus análisis que son un verdadero tesoro para la elaboración necesaria de los Mapas Socioculturales de la ciudad.

Descubramos como cada punto del holograma que está delineando conceptualmente en “LA SALSA EN DISCUSIÓN”, no es otra cosa que la información desarrollada y precisa del todo del cual hace parte y a la vez una unidad generadora de esa gran diversidad simbólica que descubre sobre la memoria de Santiago de Cali y su relación con el mundo: “en el pasado, la capital mundial de la producción de la Salsa fue el eje Nueva York-Puerto Rico y viceversa. Desde 1960 hasta los años 90 este eje fue el circuito de producción más importante porque de allí salieron la mayoría de músicos, compositores, arreglistas, allí se formaron las bandas, allí grabaron y durante muchos años fue el epicentro del mercado discográfico y del espectáculo salsero en el que Cali entró a competir fuertemente, gracias, entre otras cosas, a la bonanza de un negocio emergente multimillonario”.

Pero, ahí deja planteada con su conciencia antropológica una tensión innegable y es que hay que aprender: ¿cómo se construye esa cultura singular por la Salsa, de parte de la comunidad caleña? Eso no es porque sí. Es porque la Salsa: “pasó a ser un habitante especial de la ciudad, habitando también el cuerpo de los ciudadanos que la acogieron como suya y la adoptaron a través del baile, en kioscos y terrazas, o en bares, tabernas y discotecas del suburbio donde se gozaba su audible presencia. Pero además de adoptarla, la cuidaron con atenciones y la preservaron para la posteridad, como se reconoce hoy en los cientos de coleccionistas que la conservan con celo. Por eso hoy es posible hablar de una cultura salsera en Cali, como algo más que un simple slogan o una moda como acontece en otras partes; una cultura que cuenta en su haber con la memoria discográfica, patrimonio tangible para la historia de esta música y su presencia gozosa en la ciudad”.

Pero, su pensar hace una serie de religazones policéntricas que  generan una simbiosofía sobre la Salsa en Cali, que es la sabiduría de poder unir la etnografía y la etnomusicología acerca de la comunidad salsera caleña y decir: “mientras en Nueva York se paría la Salsa en la transición de los 50 a los 60, en Cali se construían los barrios de la periferia hasta donde llegaba ella vestida de acetato, en discos de 33, 45 o 78 revoluciones por minuto. Es en ese proceso de construcción colectiva mediante el esfuerzo propio y la ayuda mutua, en el que la Salsa deviene en símbolo de una cultura popular urbana al pasar de los 60s a los 70s. Y ello porque tanto la música antillana como la Salsa animaron la fiesta popular, la verbena callejera y el baile comunal  para recolectar fondos con los cuales levantar una escuela, mejorar una calle o construir una iglesia”.

Con esta manera de aproximarse, Ulloa nos muestra como es de compleja esa identidad salsera de la ciudad y las implicaciones que esos procesos dialógicos experimentan, pues eso no ha sido tan sencillo y simple como lo han creído periodistas y comentaristas editoriales pues:
[La Salsa] “Tampoco es la única cultura musical existente en la ciudad. La cultura salsera es una entre otras, pues también hay una cultura musical adscrita al rock; igual podemos reconocer la existencia de los raperos, y recientemente la cultura relacionada con la música del Pacífico, que se nuclea alrededor del festival Petronio Álvarez”.

Frente a esta realidad de la Salsa, continúa el maestro Ulloa haciendo el ejercicio complejo del pensamiento y  criticando muchas de las incomprensiones que se tienen porque hacen parte de las autoglorificaciones, de las autojustificaciones, de los egocentrismos, de las simplificaciones del eurocentrismo inoculado en las academias y de esa tendencia a adjudicar a las cosas y las cuestiones lo que no son ellas. Por eso, para él es muy necesario preguntarse: “¿Existe o no, una cultura salsera en Cali? ¿Cómo se manifiesta? ¿Cuáles son sus expresiones más visibles? ¿Quiénes la agencian? ¿Por medio de qué prácticas? ¿Cuáles son los espacios donde se vive esa cultura? ¿Cuáles son sus símbolos, sus relatos, sus saberes? ¿Cuál es su naturaleza y qué lugar ocupa en el Mapa Cultural de la ciudad? ¿Cuáles son las prácticas sociales que la evidencian? ¿Cómo [esta cultura salsera] se yuxtapone en tensión con otras culturas musicales existentes en la ciudad de Cali? (El rock, el rap y el hip hop, por ejemplo). Si existe esa cultura salsera en la ciudad de Cali, ¿Cuáles son sus tensiones internas y los conflictos que se evidencian? ¿Cómo se reproduce socialmente la cultura salsera y cómo se transforma?”

Preguntarse porque el ejercicio de su pensar es abierto y sigue su curso en un próximo libro que completa en un segundo tomo sobre La Salsa en Cali, máxime cuando una cultura como [La Salsa]: “se ha transformado y decantado cualitativamente durante los últimos años” [puesto que el eje Nueva York-Puerto Rico] “perdió fuerza como epicentro productor. Hoy es difícil saber cuál es la capital mundial de una producción que se ha descentralizado, así como se ha fragmentado, en medio de una crisis que la agobia. Es casi imposible identificar cual es el centro productor de la Salsa y la post-Salsa que hoy impera por doquier” [pues como dice Ángel Quintero Rivera, esa Salsa mientras más se globaliza, es menos percibida como una música americana o neoyorquina. Por el contrario, más se “latinoamericaribeñiza” y se vuelve ciudadana del mundo y el planeta, tiene un juego rotativo de paternidad múltiple].

Muchas veces siento que en el interior de muchos salseros hay como un miedo ético a aceptar que estamos viviendo el renacimiento de la Salsa. Hay como un espíritu reductor que vive excomulgando los nuevos renacimientos de la Salsa y en muchos de nosotros como que queremos a toda hora simplificar sus nuevas auroras y la Cali del 2008 y el 2009, 2010, 2011, 2012, 2013, 2014 está muy comprometida con esa reinvención, por la fuerza administrativa de la Ministra de Cultura Mariana Garcés, que cuando fue Secretaria de Cultura y Turismo de Santiago de Cali, dejó cimentada en esa administración, algo que podemos llamar como una Planeación Estratégica del movimiento cultural de la Salsa y que el sentir de los “salseros organizados catapultaron en la Administración de Ospina y que durante la de Guerrero Velasco, la han defendido, sin lograr todavía estructurar el Clúster definitivo de la Salsa, por los eternos miedos humanos a volver a nacer y porque existe mucha “antropofagia vallecaucana” de desconocer lo que hace el Otro y ese es un cáncer que carcome la cultura, pero que seres como Alejandro y muchos otros salvan con sus trabajos todavía no articulados a los movimientos sociales, lo que puede ser el futuro de la salsa en Cali y en el Pacífico.

El libro “LA SALSA EN DISCUSIÓN” es el saber de ese futuro que le espera a la Salsa y la prolongación de ese holograma que es “hacer conocer lo que es conocer” la Salsa. Hace parte de un periplo académico que empezó primero con “San Carlos, te acordás hermano”, después siguieron “La Salsa en Cali”, “El viejo Willy, una historia contra el olvido”, “Pagode a festa do samba no Río de Janeiro”, “Globalización, ciudad y representaciones sociales, el caso de Cali”, “Juventud, música pop y modernidad. Culturas Urbanas e Identidades Sociales en Cali” y “El Baile: un lenguaje del cuerpo” una emprendedora  obra de investigación social a la que humildemente queremos indagarle unas cuantas preguntas más:
-¿Maestro Alejo, cuando nosotros hablamos de Cali innegablemente tenemos que hablar de la Salsa, Usted que opina del reforzamiento cultural y simbólico que se le está dando a las políticas de la Secretaría de Cultura del municipio y de la Alcaldía de Santiago de Cali, sobre ese elemento que fue marginado y que ha sido excluido muchas veces por la sociedad del Poder y por la misma política?
-Bueno, sin duda hay que admitir y hay que reconocer que la  Administración  del Alcalde Jorge Iván Ospina Gómez a través de la Secretaría de Cultura ha replanteado todo un concepto de lo que significa el apoyo a la música Salsa en sus diferentes manifestaciones, como expresión de una cultura popular que tiene un fuerte arraigo en los estratos bajos y en algunos estratos medios de la ciudad. Ese es un reconocimiento tardío. Pero, como dice el refrán: “más vale tarde que nunca”. Ese reconocimiento se expresa en un apoyo de verdad, un apoyo institucional, en un apoyo económico, en un apoyo que se traduce en crear más espacios para que las diferentes expresiones salseras se manifiesten públicamente ante la ciudad. Pienso que es donde más se ha aportado. Precisamente es donde más se ha respaldado como una actividad que surge fundamentalmente en los barrios populares de la ciudad.

-La historia de la ciudad está atravesada desde muchas polirelaciones por las culturas populares de la Música, de la Danza, de lo que impuso el Pop y ante todo de las pequeñas y medianas ansias del Poder por guiar a Cali hacia diferentes partes. ¿Maestro Alejo, cuáles son las tensiones que Usted descubre en esa Historia de la Cultura de Cali?
-Bueno, hay diversos momentos en los cuales se ha dado algún tipo de reconocimiento. En los años finales de los ochenta el Alcalde Carlos Holmes Trujillo, hijo, respaldaba de alguna manera de labios para afuera la Salsa en la ciudad. Recuerdo  verlo a él anunciando un concierto de Salsa por una emisora local. Pero, me parece que eso era una cosa muy personal que a él le gustaba y la vivía. Hasta la compartía pero no se traducía en un respaldo institucional. Era más una aparición populista que carecía de una infraestructura y de una plataforma como sí existe ahora. Eso hay que decirlo. Él representaba otra élite dominante en la ciudad y esa élite no le apostaba a la Salsa, aunque sabía que la Salsa era una expresión muy fuerte de los sectores populares de la ciudad. Aunque en la Feria como siempre se disponía de recursos económicos para financiar la Feria, se hacían conciertos de Salsa, sin embargo, no era creo, parte de una política, de una política oficial orientada al fortalecimiento de la Salsa. Ahora bien,  siempre ha habido una tensión y unos antagonismos entre las élites respecto a la Salsa, por muchas razones. Porque la Salsa, siempre se ha considerado música de negros, de barrios bajos, en fin.  En todo lo que significa la plebe de la sociedad moderna y en ese sentido, la Salsa se miraba de reojo, se miraba peyorativamente aunque a la élite de vez en cuando también “se le sale el negro”. En los últimos diez años ha sucedido un fenómeno muy importante con las Escuelas de Baile y sobre todo después del año 2000, surge una iniciativa que empieza a ver en la Salsa y en el baile de la Salsa, una gran posibilidad comercial. De alguna manera, ahí estamos cuatro personas que trabajamos, representantes de ese de ese grupo y quiénes aportamos  ideas,  propuestas y el análisis para hacer algunas cosas de lo que hoy en día ya es un hecho. Es un hecho real que muestra el cambio de un sector de la élite frente a la Salsa. Cambio real. En la medida que no solamente, aceptó la Salsa, sino que también se la apropio para desarrollar un espectáculo y desarrollar un proyecto económico más grande. Eso tiene tanto de largo como de ancho. De un lado, es un reconocimiento a la fuerza de la cultura salsera en la ciudad expresada a través del baile y por otro lado, es un reconocimiento y de alguna manera un apoyo a los bailarines que han encontrado allí un espacio para desarrollar su creatividad, su talento y para ganarse la vida también y el sustento. Pero, eso no se puede desligar de que es una manera como ese sector de la élite tenga y haya montado una gran empresa que le está dando magníficos resultados económicos y están en todo su derecho porque sin duda es un espectáculo de muy buena calidad que ha puesto a que la élite también baile Salsa. O por lo menos que aprenda a bailarla. Y que aprenda a degustarla. Cuando uno va a ese espectáculo puede ver que la flor innata de la burguesía caleña tradicional disfruta. Uno tiene que complacerse. Es preferible que estén bailando Salsa a que estén oyendo música  “yo me mato”. U otras expresiones de mal gusto como esas que le gustan a la sociedad colombiana, que están ligadas por un lado al imperio de la mediocridad de los medios y de cierta industria cultural y que por otro lado hacen parte de la banda sonora de traquetolandia. Es preferible que la élite baile Salsa y que apoye a los bailarines de Salsa, promueva el espectáculo y se beneficie económicamente como pasa en la sociedad contemporánea cuando no hay nada que pase que quede por fuera de lo comercial y de las relaciones sociales y mercantilistas de la producción del Capital.

-¿Maestro Alejo, frente a esta respuesta, uno debe abrir dos nodos, uno es el referente al clúster del turismo en la ciudad de Cali que está mediatizado por empresas mixtas o privadas  y el otro nodo es el de un clúster de turismo donde deben existir pymes para que se defiendan los músicos y los bailarines y salgan a progresar ampliamente?
-Eso es algo que sea venido hablando en los últimos tres años. Sin embargo, no hay una propuesta concreta que logre articular a los diferentes sectores en torno a un gran proyecto, con un ideal que hasta cierto punto, sea una utopía y eso es algo que algunas personas están agenciando y promoviendo, pero, que no ha llegado todavía a cristalizarse de manera contundente. Pero, allá vamos a llegar en poco tiempo. Y sí se llega a lograr me parece que ese es un nuevo cambio cualitativo y un salto en el proceso en lo que tiene que ver con la cultura salsera de la ciudad.

-¿Dentro de esa búsqueda existe el otro vértice del nodo, es aquella de la profesionalización  de la Danza de la Salsa, típica de la ciudad de Cali, le va a quitar a la Salsa y su baile algo de autenticidad o la va a enriquecer?
-Hay dos dinámicas con respecto al baile. Una es la dinámica de los bailadores. Y otra es la dinámica de los bailarines. Los bailadores y los bailarines son dos roles que tienen caminos diferentes. Aunque un bailador se puede volver un bailarín y de hecho es un bailador. De hecho, para llegar a ser un bailarín hay que ser un  bailador. Entonces, el bailador es el que diríamos, es que le gusta bailar Salsa, sale a divertirse y tirar paso. Lo ha hecho siempre. El bailarín es el que ya recibe una preparación y una educación especial. Una formación para profesionalizarse y una vez que se profesionaliza se inserta en un estado del espectáculo y a través del espectáculo se inserta a la industria cultural. Como entenderán se trata de dos dinámicas distintas, estás generan dos lógicas distintas, entonces, el bailarín está sujeto a unas reglas del juego que le son impuestas por el mercado y por la industria cultural que le exigen un tipo de vestuario,  que le exigen un tiempo y que le exigen unas condiciones, que el bailarín tiene que aceptar si quiere. Con competencia de ese ámbito
Al bailador no le pasa eso porque el responde a su deseo y a su sentimiento. El bailarín también lo hace porque le gusta y también lo desea hacer. También siente la Salsa. Pero, son dos dinámicas distintas. Ahora bien, lo que pasa es que el baile del bailarín del espectáculo  es para un show y el show es comercializado que exigen ciertas formas elitistas, con ciertas expresiones que son el producto de muchas influencias y que no niegan la influencia del Barrio; pero, tampoco niegan la sola expresión del Barrio de donde vienen. Digamos esa matriz cultural, esa matriz danzaria, está presente y es fundamental, para su crecimiento y su desarrollo cultural. Yo diría y que veo que no es el tema de la autenticidad porque habría que preguntarse qué es lo auténtico. ¿Qué es lo auténtico? -en términos culturales, si todo está hecho de influencias, de sincretismos, de interacciones y de cambios. Los romanos eran auténticos porque los griegos influyeron en ellos, en su cultura y en su civilización. En sus sistemas de gobierno, entonces…

-Más que mirar lo auténtico, es el ritual de la celebración del tiempo del baile y de escuchar la Salsa y a dónde va la preocupación de nosotros, es cómo esa Salsa va a perder ese ritual, porque Cali ha construido un ritual durante cuarenta años…son más de cincuenta años-
-Bueno, digamos que son cincuenta años, pero, digamos, que ese ritual es una manera del hombre de consagrase al tiempo de escuchar música y de bailar música, de hacer música, de jugar a hablar con la música, a decirse todo en términos de la Salsa y va a llegar el momento que el músico, el bailarín y el que tiene que ver con el baile, los que tienen que ver con todo, es decir los actores sociales del movimiento de la Salsa en Cali, que seducen y que juegan e intercambian y que hacen mediaciones simbólicas con ese discurso, con el correlato de la Salsa, se va a empezar a profesionalizar tanto “que  va a perder” lo que decimos, va a perder la prosodia de ese relato-
-No, yo no creo que eso sea así. Por eso, te digo que esa es una nueva tendencia. Pero, esa tendencia no puede vivir sin la otra. Porque esa tendencia surge del Barrio y ahí se reúne y compagina espacios y los comparte.

-Pero, hay una tensión social histórica.
-Claro, que la hay. Pero, precisamente esta nueva tendencia, se sustenta, se respalda y se apoya en la otra y aunque la trasciende y en algún momento hayan y existan tensiones entre ambas, no la niega ni la va a desaparecer. No la va a desaparecer porque en el momento que desaparezca se acaba la otra. Se acaba la tendencia y aparece una nueva dinámica. Entonces, lo que hay digamos, es un paralelismo entre dos dinámicas y entre dos lógicas que en cierto momento son complementarias y en cierto momento pueden ser antagónicas, pero que la segunda que es hija de la primera, no puede acabar con esa primera, porque entre otras cosas, digámoslo, desde el punto de vista cualitativo, coexisten en entre sus espacios sociales y los linderos son imaginarios. En este 2009 los bailadores podemos ser un millón y los bailarines son 2000. Ya desde el punto de vista cualitativo, si lo vemos desde ese lado, es algo que matemáticamente, tiene muy pocas probalidades que lo uno acabe con lo otro.

-Hay una alteración, aceptemos que  puede ser así y pensemos en la memoria, en el trabajo suyo y el trabajo de muchos otros como el de Rafael se está respetando.
-Yo diría que esa conexión no existe como debiera existir.

-Porque en el Brasil existe, en Cuba existe, en México existe, en República Dominica existe, en Haití existe, pero, ¿en Colombia… es muy difícil?
-Aquí desafortunadamente no existe, digamos que sí hay algunos vínculos, que son muy esporádicos son muy débiles, con ese sector de los bailarines, a pesar de nuestros intentos por acercarnos y a pesar  de nuestros discursos y de que nuestras atenciones se hacen públicas y se hacen públicas en eventos donde van muy pocas personas. Uno no puede ser idealista y pensar que todos te están oyendo y que están sintonizados y están pendientes. No ese proceso no pasa. Desafortunadamente no es así. Y no es así, yo diría, porque más que… por un problema de ellos mismos, que de nosotros mismos. Es un problema de quiénes los dirigen. Porque la verdad, es que los directores de las Escuelas,  se creen muy autosuficientes y no acuden y no apelan, no llaman, no critican y la verdad, es que eso no se da. Solamente hay una Escuela en la que yo he ido a conferenciar y a contar y donde ya han leído mi libro sobre la Salsa en Cali.

-¿Qué escuela es?
-Rucafé.

-¿Rafa tiene ese espacio o tampoco lo tiene?
-Rafa ha tenido esa experiencia, pero, es con Swing Latino. Que es con la que él trabaja.

-¿Con otras han podido hablar?
—Yo no. Yo me he ofrecido generosamente y no por negocio. Por el amor a esta militancia musical  por la Salsa, amor a esta causa que llevamos hasta el fin. Pero, en Bogotá deben estar muy embelesados por el oropel y el brillo del turismo y la fantasía del show. Quizás les baste con que bailen bien y sobrevivan y con eso les parece suficiente. Pero, lo mismo pasa con los músicos. Me parece que los músicos aquí no leen. No estudian. No se documentan. Basta con que tengan donde tocar. Con muy contadas excepciones, de dos o tres  músicos, que  sí se preocupan por investigar. Realmente, creo que la mayoría no lo hace. Entonces, esa es una situación bastante complicada, porque no hay digamos que un acompasamiento entre la  discusión  de la política cultural que se hace sobre la Salsa y sobre la música y el baile con las prácticas de estas personas y sus prácticas sociales como individuos sociales, como sujetos sociales. Ellos oyen decir, que por ahí, hay un fulano que  escribe un artículo sobre el movimiento cultural que ellos hacen. Pero, creo que eso no tiene mayor impacto en ellos. Esa es mi apreciación. Puede que esté equivocado y si lo estoy me pueden decir que lo estoy. Pero, uno tiene que ser realista. De hecho, la élite tampoco escucha. La élite está muy ligada con la cosa productiva. No hay unas interrelaciones dinámicas. Cuando lo ha habido, lo ha habido en cierto momento, que se ha analizado, que se ha dado, cambio y fuera. Eso también, pasa en el sector oficial que la argumentación y el análisis y todo lo que se ha hecho, no ha sido escuchado ni lo han valorado. Por lo menos, a mí no me han invitado a hacer esas reflexiones sobre las políticas públicas. En otros espacios del poder académico en el mundo, lo he tratado y se valora el trabajo multidimensional que he elaborado sobre la música Salsa.

-En Cali, ¿no hay un Departamento de Estado de la Cultura?
-No, lo que hay es una Secretaría de Cultura.

-Aquí en Colombia seguimos ignorando el espacio de los investigadores y de los consultores de cultura, eso es general en Colombia.
-Aquí hay diría una subvaloración, por eso, porque en muy contadas excepciones a uno lo invitan a participar. Por ejemplo, estoy con una docena mis de amigos conceptuando sobre el Programa del Parque de la Música, pero el Parque de la Música, es una actividad que se realiza cada año y se hace en una semana; si efectivamente, nos reunimos conceptuamos y organizamos y programamos y ya. Y eso queda así. Como que a Ustedes les damos ahí, para que organicen ese Parque y ya.  Hagan la programación, la producción y ya. Y nosotros nos encargamos de lo demás y ya. Y listo. Digamos, que esa cosa, es muy instrumental. Muy esporádica es casi usufructuaria.
-La cultura necesita hacer ese tipo de evaluaciones para poder proyectar el futuro próximo y no caer en los vacíos de los inmediatismos irreflexivos que la política en los ejercicios del Poder de cada cuatro años, nos deja con las verdaderas irresponsabilidades públicas.

Bibliografía Reseña:
“La salsa en discusión. Música popular e historia cultural”.
En esta obra se propone un diálogo abierto con algunos de los autores más importantes que han abordado el origen de la salsa en el Barrio Latino de la ciudad de Nueva York. Escrita contra los lugares comunes consagrados en la opinión popular, este texto promueve un debate entre quienes han analizado la salsa, desde Cuba, Venezuela, Puerto Rico, Nueva York, o Cali, durante los últimos treinta años. Su interés radica, no sólo en la polémica que propicia, sino en las nuevas tesis que sustenta como alternativa a una historia que suele reducirse a un conjunto de anécdotas y/o datos aislados de nombres y fechas. En esta segunda edición se han reescrito la mayoría de los capítulos y se ha incluido uno inédito sobre Puerto Rico, aportando más información y nuevos argumentos.

Ante la idea de que la Salsa fue, primordialmente un fenómeno comercial impulsado alrededor de una marca, aquí se profundiza en la historia cultural que contextualiza la génesis de la salsa en el Harlem Hispano, el South Bronx y Santurce. La velocidad y el acelere de la gran ciudad, serán determinantes como elementos de una nueva subjetividad que se proyecta en el nacimiento y posterior desarrollo de esta música.

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