sábado, 16 de enero de 2016

Yuri Alexander, El de Buenaventura, un cantor de la Salsa, el hombre del Alma Latina AfroPacífica.






“Pero precisamente porque hay una afinidad entre un sentimiento hacia la naturaleza y un sentimiento hacia el Arte, no debemos pasar por alto la diferencia. No podemos, ni necesitamos, tratar de entender una roca o un árbol, pero podemos intentar entender las creaciones de otro ser humano, por muy lejano que esté en la distancia o en el tiempo. Puede haber límite a esta posibilidad, pero eso no nos libra de la necesidad de un tiempo diferente de atención controlada, sin el cual nos quedamos con el placer solipsístico de disfrutar de nuestro propio disfrute. Sin la presencia de estos tres elementos, el de la disponibilidad, la implicación y el distanciamiento, la obra de arte nunca podría adquirir vida”.                      E. H. Gombrich. “Relativismo en la apreciación del Arte”/ Temas de Nuestro Tiempo.

Abstract: Con esta conversación o entrevista [Yuri Alexander, El de Buenaventura, Un cantor de la Salsa, el hombre del Alma Latina AfroPacífica] sucede lo mismo que señala el sabio Gombrich,  se puede sentir  el placer solipsístico de disfrutar sus declaraciones o parlamentos, muchísimo por la disponibilidad que se da entre ambos cuando platicamos, pero igual se da y surge en el espacio de la profundidad del diálogo, el elemento de la  implicación y el distanciamiento que tanto se pierden entre los linderos de recobrar lo hablado, precisamente en estos momentos tan definitivos de lo humano, la sensibilidad y los textos de la Memoria y que es donde se revela el espíritu de los ancestros de la Salsa.

Yuri Alexander Bedoya podía ser el mismo Yuri Buenaventura, pero es como su alma gemela. Creo que así lo ha entendido. Debe entender la profundidad que implica sufrir la influencia de una personalidad tan compleja como la que ha creado. 

Una figura singular de la Salsa con cierta perspectiva libertaria que ha tenido la oportunidad de haberse formado con la música Salsa que se escucha en la Buenaventura de siempre. Es tan sorprendente esa cualidad que es a la vez el mismo filón de su creatividad e imaginación, una beta que marca la gran influencia de la música que logra crear con la misma capacidad con que inventa con el Arte de la música Salsa, una nueva música vigorosa, [“la Salsa Mayor para Colombia, Salsa Dura”] en todas sus formas y contenidos porque es el intérprete fiel a esa profundidad misteriosa de hacer una nueva historia  y de componer otra Salsa para su gente y con el mismo deseo de marcar una diferencia.

Es como si trajera el overol del Barrio puesto en su conciencia y en su creación salsosa. Yuri es la experimentación que traduce innovación. Sensación de libertad y expresión individual y colectiva. Afinque y barrio. Locura y estilo de un niño vibrante que logramos capturar  en el asiento de un hotel bogotano mientras la ansiedad periodística deambulaba en la mente para poder hacer Concierto Caribe  con él como invitado y por eso nos disponemos a  decirle sinceramente: ¡Maestro Yuri Buenaventura, bienvenido a su tierra, Colombia!
-Gracias por el espacio, gracias por la bienvenida.

-Usted es un hombre que nace en Viento Libre, ¿Cómo era Viento Libre cuando nace? ¿Cómo era ese lugar allá en Cascajal?
-Viento Libre es una zona como una lomita, en la isla de Cascajal hay dos lomas: La Loma y Viento Libre. En la parte de Viento Libre es negra. Yo no recuerdo mucho ese tiempo en Viento Libre porque era muy enfermo. Nací muy agripado.  Mi mamá como no era de la región es de la montaña, de la zona cafetera. Entonces, cuando yo nací ella me puso un ventilador porque ella dijo “no se me va morir de calor”, entonces me puso un ventilador y me jodió. [Y lo dice con ese sabor que se refugia en unos ojos de renacuajo que hace mientras suelta esa dura situación]

-¿Cómo se llama su madre?
-Emeris, es de Cerro nuevo, Caldas.

-¿Y tú viejo?
-Mi papá es del Chocó, de la parte de arriba del Chocó, él se llama Manuel Antonio Bedoya.

-¿Y ellos todavía viven?
-Sí, gracias a Dios, ellos todavía están en Buenaventura.

-Y este hombre que hoy conocemos como Yuri Buenaventura, ¿Dónde estudia? ¿En qué colegio?
-Yo estudié en la Escuela del Terminal Marítimo que es de los trabajadores del muelle, de los muelleros, los buncheros. Con los hijos de los muelleros estudié y después en un instituto industrial, estudié dibujo técnico, me especialicé en eso en el bachillerato; en el Instituto Técnico Gerardo Valencia Cano que es el nombre de un Obispo que llegó de Antioquia a Buenaventura y que trabajó mucho por la comunidad negra del Pacífico. Gerardo Valencia Cano esa es la herencia, el patrimonio más grande a nivel del humanismo que tenemos allá en el Pacífico colombiano. [Con que corazón despunta cada frase para tener que significar los acentos de cada palabra enlazada con la expresión de cerrar el puño de la mano derecha dentro de la otra mano y poder dejarlo como vibrando en el aire, como el gesto de un boxeador de palabras sentidas y explosionadas en la inmensidad de una Memoria de dolor y sin olvido]

-Y de la gente que tiene que ver con la música, ¿Cuál es el ascendente suyo de su tierra llena de currulao, esa tierra del Pacífico?
-Estudié un poquito de saxofón con el maestro Aristarco Torres y estudié un poquito de tiple cuando era pelao y mi papá tenía una trompeta y yo andaba pa’arriba y pa’bajo con esa trompeta y hasta allí era como la inquietud, si como mi papá era Director de Teatro, entonces, me la pasaba haciendo pantomima con el grupo que se llamaba Grupo de Teatro Experimental El Taller,  íbamos a Cali, donde Enrique Buenaventura, al TEC [Teatro Experimental de Cali] a hacer talleres y a trabajar allá, entonces yo era entre el teatro y la música.

-¿Llegó a montar alguna obra de teatro?
-Aaaah…Historias de Gamines, Pantomimas cortas y trabajando allí en el grupo con mi papá y el equipo de estudiantes de ahí del Colegio, pero antes de entrar al Colegio, en la escuela yo estaba pequeño…

-Y de la gente del currulao, ¿A quién recuerda?
-A Mercedes Montaño, que es la más importante allá en el Pacífico colombiano, la gran señora. Recuerdo a Hugo Montenegro que sigue trabajando con el grupo Manantial Folklórico. Recuerdo a Peregoyo que también ha trabajado mucho. Es decir, es un trabajo muy grande y al mismo tiempo titánico porque no hay el espacio para el desarrollo de la educación de ese folclor, de ese trabajo de la comunidad. Hay un Festival en Cali que se llama Petronio Álvarez, en calidad, el Festival es muy interesante, se ve muy bien, es allá en Cali, pero habría necesidad de unos espacios para la educación de los niños, para el desarrollo de la Memoria. Nosotros estamos trabajando en eso allá en el Pacífico con un hombre que se llama Carlos Colorado y una Fundación que estamos creando que es un Conservatorio Infantil, un Conservatorio para los niños, y pues ver cómo hacer para darle el espacio a los niños.




-¿Cuál es la calle que usted más recuerda de Buenaventura, la calle donde usted se iba a ver con la música o con la gente?
-Era monte, no era calle. Era monte o allá en la playita, la música es omnipresente, los vecinos, la Salsa, discográficamente muy importante. El mensaje. Uno recibió mucha información de Puerto Rico, de los cubanos, de la gente de New York y Panamá. Pero a mí me parece mágica la música caribeña. Por eso, porque a pesar de las dificultades de comunicación entre nosotros, en vez de dividirnos, nosotros vehiculizamos por la música afrocaribe y la música afrocubana se vehiculiza. Tiene gran información. Usted en el Pacífico dice: “Yo soy sonero y no lo niego”. Entonces, uno se siente sonero, uno se siente Pacífico del Son. O uno en el Pacífico dice: “Y alegre el Jibarito va...”. Entonces, uno se siente jibarito también. Es como un sentimiento afrolatino, aunque sea un sentimiento prestao porque lo de nosotros es el tambor 6 x 8, el currulao, la juga, o el bunde, los ritmos nuestros.

-Sí, usted a esta hora de la noche, yo le colocara algún tipo de música y quisiera recordar algo, ¿Qué tema le gustaría que le colocara?
-De Salsa, un tema de Palmieri que se llama La Verdad, porque el tema dice “El tambor exige respeto, ley natural que debemos entender, nuestra música siendo la más grande, le da la escuela a todo el mundo para aprender”. La verdad, es la verdad porque Palmieri es muy serio. De pronto, porque estoy oyendo este piano de fondo, pero cuando oigo este piano también pienso en Irakere, en Xiomara.


-Recordando su París, usted que ha estado en París a esta hora de la noche, porque ya París pertenece a su vida. Usted ha estado al lado de Palmieri y del mismo Jesús “Chucho” Valdés, ¿Cómo le ha ido con ellos?
-Palmieri es muy culto, Palmieri lee mucho, Palmieri sabe dónde está parado y sabe porque está paralelo a la Salsa haciendo Latin Jazz pero al mismo tiempo cerca de la Salsa participando con la India, Linda Caballero y con diferentes personas. Ahora tiene a Wichi Camacho. Chucho Valdés, un señor, es la impresión que tengo de él. Yo conozco a Angá que trabajó mucho tiempo con Irakere, que es un tumbador, toca las maracas y flautista. Hemos compartido con un percusionista venezolano que se llama Orlando Poledo, un tenaz, un percusionista bueno, bueno, muy bueno técnicamente hablando. Africanismo tiene un álbum que se llama Cimarroneando y este álbum es muy bonito, pero no recuerdo el nombre del último. Orlando Poledo es muy serio.



-¿Qué día nace Yuri Buenaventura?
-Dice en los papeles que el 11 de junio de 1967.

-Bueno, muchos lo han visto en el programa de televisión Cara a Cara con Darío Arismendi. Muchos han “bocetiado” su vida y su figura. ¿Cómo fue eso del hombre que decide irse a París, por qué París?
-Por los equilibrios, por los espacios, por lo que uno idealiza tanto, por lo que le venden también a uno como imagen las potencias, los “Derechos del Hombre”, de la Mujer, de los estudiantes y uno consume todo eso. Y a veces la misma filosofía, o la misma literatura, pues puede perder vigencia muy rápidamente. En Francia yo me encontré con una sociedad más moderna y más capitalista de lo que yo esperaba, eso fue duro, yo esperaba que ellos fueran como unos hermanos, que el Estado era como un hermano de los otros pueblos. ¡Me entiende! Y después cuando se empieza a ver que te fabrican armas, que se hacen ensayos nucleares, uno se da cuenta que el Planeta, es una sola realidad; pero me quede allá porque allá me he desarrollado y hay de todas maneras más espacio democrático, un espacio artístico para crear, para componer no para componer la música porque yo compongo sobre la pared así de un momento otro, pero para crear un proyecto serio, aprender a trabajar a largo plazo eso me lo ha enseñado Francia, me ha dejado ese regalo.

-¿Bueno, y usted por qué no escogió así como otros hombres de Buenaventura, a New York, Miami o Boston?
-Nooo! Yo no me fui a hacer música. Yo me fui a estudiar economía y yo no quería estudiar economía en EEUU, de allá no quería nada, sentía que me iban a enseñar a cómo controlarme a mí mismo, me parecía más largo, más Cosmopolitan, más planetario, París, la Soborne, me parecía más seria, que…no sé…tal vez digo una estupidez pero, así lo siento yo, ¿por qué? Porque la prueba es que la minoría de Francia no tiene los mismos conflictos de la minoría de EEUU, sí esa nación tiene problemas con las minorías étnicas tiene problemas de impartir la educación, porque  si no tuviera problemas con la educación, no tendría ese problema con la minoría, Francia lo tiene pero lo tiene menos a pesar de que tenga un 17% de extrema derecha.

-Usted es un hombre latino, un hombre afrolatino, ¿usted cómo hace cuando llega a París por qué  se mete en la música, por qué abandona un poco el estudio, o cuál es la historia real?
-La historia real es un mundo muy perdido, muy confuso. Pinté un tiempo, yo estudié en una escuela que se llama “la Gran Chemier” y tenía una compañera escultora y ese universo me absorbía mucho, me envolató mucho, me tiro a la calle con los desequilibrados mentales, con los marginados de esa sociedad y hubo un momento, un domingo por la mañana que me pasó un flash así de mi familia, mi país, yo dije “no es un lujo”, vivir en este mundo artístico así es muy chévere porque  uno vive muy chévere pero es un lujo, dejarse llevar por el Arte hasta ese punto no me interesaba porque la Pintura se vuelve elitista aquí está por ejemplo el Museo Picasso hay una exposición  y la gente del Pacífico no puede venir hasta acá por ejemplo y la Pintura tiene que viajar, la música es de más fácil acceso para la comunicación y por ejemplo como Monet, Van Gogh como un perro y la pintura de Van Gogh son supercaros… y están en los más grandes museos y lo tienen los más grandes ricos del planeta, entonces, la pintura no era una opción para mí, pues rica como expresión pero no como Misión para compartir socialmente.

-¿Cuál es su pintor favorito a propósito?
-Me gusto mucho la pintura del grito, me gusta mucho. Es un tipo en un puente y está gritando, es un grito mudo. Pisciano, es un pintor de principio del siglo XVII.  Me gusta mucho también Dalí, me gusta mucho la pintura pero la posición política suya es muy anárquica, es muy facho. Me gusta mucho un pintor colombiano Francisco Trujillo que vive en París aparte de que no es conocido, me gusta como pinta y la pintura africana, la tradición ancestral de las máscaras. Como pintan los indios, me gusta.  Kandinsky, también me gusta, pero la posición de no pintarle, que se fue de Rusia para Alemania y que no quería pintar y hacer propaganda pues en esa época, él no quería pintar cosas del pueblo sino pintar su propio universo, me pareció egoísta. Pero, es un gran pintor.



-¿Por qué la pintura?
-Tal vez por los colores del Pacífico, muchos colores, mucha luz, el sol de buscajá, el sol del Pacífico. Se vuelve material, el color, la luz se materializa, se vuelve algo que se puede tocar y se plasma en los colores de la gente, allí se va materializando la sal del mar, uno se siente como impregnado de eso y eso lo va cubriendo a uno, de pronto por eso, la pintura.

-Usted es un artista que ha estado en todas partes…
-Yo no soy artista.

-¿Por qué no?
-Artista es algo muy grande.

-¿Usted se está haciendo artista, está en el proceso?
-No sé.

-¿Usted, no cree que un hombre que entra al Teatro Olimpia de París, entra porque tiene una fuerza muy grande, una fuerza creadora que convoca, que le dice mucho al mundo?
-Convoca de pronto, pero los políticos también convocan o Hitler convocó también.

-¿Pero, es que usted convoca sensibilidad?
-Ah! Con la música, no sé, ¿eso es ser artista?




-Eso es ser artista. De su obra musical, ¿qué cantaba usted en el subway?
-Cantaba un tema que se llama Herencia Africana, cantaba música caribeña, Guantanamera. Bueno, el Manisero, temas así clásicos del Caribe y después el trabajo de uno. Claro, que yo no sabía que era compositor, escribía pero yo no podía y grabé  el álbum y metí unos temas míos ahí en el primer álbum “Herencia Africana” y había gente que me decía: “Ay! de ese álbum me gusta tal tema” y era un tema mío. Al principio, yo creía que se estaban burlando y ahora en el nuevo álbum yo tengo 8 temas donde soy autor-compositor y uno de los temas se escucha mucho allá en Francia, está en la banda original de una película que se llama “Salsa” y cuando la gente me dice: “Ay! me gusta fuego a la caña”, un tema que habla de los cortadores de caña del Valle del Cauca , o me dice: “Me gusta Salsa o Yo soy”, yo soy, habla de los elementos del Pacífico. Yo tengo pena. A mí me da pena con usted!

-¿Por qué?
-Porque siento que usted me respeta, y yo no quiero…o sea, yo viajo, tengo una orquesta, vamos a África, tocamos en el Olimpia, vendemos 280.000 discos del primer disco y llevamos 60.000 de éste que hemos lanzado ahora en el 2.000 y hacemos televisión y todo. La orquesta es seria, los músicos son serios, profesionales, hacemos 80 bailes al año, todo ese cuento. Pero, yo creo que es el tiempo el que va a hablar si uno aportó algo o no, me entiende! Es como el tiempo.  Yo lo veo a usted muy serio, muy maduro, muy comprometido con la música caribeña, con la del patrimonio africano que hay acá en esta parte del planeta, ese aporte de la diáspora africana, pero, yo a veces me subo a la tarima y yo hago mi trabajo y durante el concierto yo como que me enveneno de mis dudas, de mis conflictos, yo me bajo de la tarima y pienso: ¿qué estuvo mal?

-¿Por qué cree eso?
-Usted cree que cuando uno por primera vez escucha una música nueva y ya escuchado la otra como Herencia Africana, y uno incluye en un trabajo, porque dice “este trabajo vale, debe estar en la historia de la música afrocolombiana ahora se descubre uno, y uno siente que hay colores suyos de un Sammy Marrero, de un Willie Colón”.
-Eso dicen, al principio me decían que Héctor Lavoe, al principio pues yo cantaba más agudo, me maltrate mucho, al principio con el alcohol y el cigarrillo, me maltraté mucho allá en París porque está en un mundo, me arranque pues del “metro” y después mucho de Sammy Marrero y después la parte conceptual del trabajo de Rubén Blades. Allá me comparan mucho con él y eso a mí me da risa y miedo que lo comparen con esa gente tan grande y me da miedo que de pronto se equivoquen y digan que eso era mentira y yo nunca digo nada; de eso es la gente la que dice, me entiende lo que digo!

-Yo veo que usted es un hombre que a pesar de toda esa grandeza humana y musical, ¿usted no cree en usted?
-Yo creo en mí como un elemento colectivo. Yo creo en mí como integrante de una cultura de una nación, creo en mí desde ese ángulo. Hay gente que canta mejor que yo, hay más grandes músicos, hay gente que podría merecer este espacio que tengo yo, más que yo mismo, que investiga más, que es más comprometido, eso es lo que yo digo de mí. A veces, yo estoy ahí y me quedo porque ya estoy ahí y me toca asumirlo.

-¿Usted no está contento con ser músico, cantante?
-Sí, muy feliz, claro, uy! le dí la impresión contraria o ¿qué? [Me hace caras, asiente, disiente, no le bastan las palabras, es como parte de su puesta en escena, se levanta, se queda mirando hacia un infinito como intranquilo, vuelve y se sienta sobre la pequeña butaca.][Mientras tanto tuve la sensación que ahí se acababa la entrevista, pero seguimos conversando, es así y no hay que desistir de poder conocer en profundidad a un actor de la música Salsa que está reinventando el sentido, desde el Pacífico]

-Es dando hoy una impresión en este momento como: ¿qué le asusta que le diga que es un gran artista?
-Ah! No es que no soy eso. Yo me llamo Yuri Buenaventura y mi orquesta existe hace tres años y en ella está José Aguirre, un gran director musical colombiano. Cuando estuvimos en Puerto Rico, sucede que Palmieri cogió a José Aguirre e hicieron una gira allá en Puerto Rico con él, que la Puerto Rico All Stars, le pidió un arreglo a él, que grabamos con  Charlie Sierra, con Sammy García, con Pedro Pérez, con Papo Lucca, Toñito Vásquez, Luís Aquino, Wichi Camacho, Jerry Rivas, Papo Sánchez, Charlie Aponte, en Tele Sound con Papo Sánchez que es para mí uno de los ingenieros más bravos que hay pa´ las mezclas,  es un animal!, ese señor, entonces al estar allí y ver a José desenvolviéndose con ese nivel tan grande, me alegra mucho de  haber llevado a José hasta allá, porque la disquera me dio un capital de 150 mil dólares para la grabación de este disco y entonces, yo dije: “Nos vamos pa ´allá, y nos fuimos y grabamos allá una parte del álbum y la otra parte se grabó en Cali y verlo ahí con ello a mí me  satisface mucho porque Eddie Palmieri lo pudo conocer y pudo saber de un maestro de la trompeta aquí, en Colombia, el primer trompeta de Palmieri se enfermó y ahí está en Puerto Rico, el único que está de ese nivel era José Aguirre.

-¿De dónde es José Aguirre? ¿Cómo lo conoció?
-Es de Pereira, de la zona cafetera. Lo conocí con el grupo Niche en París, me subieron a la tarima los cantantes de Niche a pregonar e improvisar “Buenaventura y Caney”, y yo buscaba el director de la Orquesta y lo vi a él ahí parado y yo le dije que si podía subir porque los músicos me habían hablado de él, pero el director es el que maneja la música en la tarima y él me dijo: “siga”, así lo conocí, muy humilde, y así me dijo siga y ahí yo canté, y en eso la comunidad latina  allá se quería volver loca, porque ellos me conocieron cuando yo tocaba en los “metros” y verme improvisando con Niche; me vieron improvisando con el Canario, con los Van Van, con NG la Banda.


-¿Por qué le  gustan los Van Van, lo de NG la Banda?
-NG, es una propuesta bien salsera, mano, eso no es sólo Timba, eso es una propuesta bien seria y bien abierta. Los Van Van porque ese señor Juan Formell, la tiene bien clara, la tiene muy clara con respecto a lo que es el bajo en la música africana, en la transición, esa gente está bien seria, para mí Juan Formell, los Van Van, eso es fuera de concurso.

-¿Y qué temas cantó con ellos?
-Ah! Improvisando, recuerdo que subí dos veces, pero no recuerdo que temas, en un sitio que llaman Old Blass allá en París, un sitio de Jazz y en un sitio en el Barrio 14. Con NG en el sur de Francia, no en Nantes, en el Festival de Jazz de Ibis, si cante con Tonny Calá, mi amigo, Calá maestro y humilde y gente linda! Yo no sé porque entre más grandes, más lindos son. Yo a veces me encuentro con músicos que son gallegos que no tienen ninguna información Afro, en la manera como hacen la música Caribeña, hablo de nuestra música que no tienen Congo por ningún lado que yo no les veo, les veo más de pandereta, que otra cosa y que se “güillan” de una cosa impresionante; y ver a Papo Lucca con esa humildad, Papo Lucca me dice cuando terminamos la grabación: “Gracias por la oportunidad” –¡coño mano!, [expresa Yuri con todo el acento costeño y la expresión propia de poder hacer énfasis, sobre esa naturaleza sencilla de los grandes como el pianista de la Ponceña y la Fania]. Yuri vuelve y retoma el diálogo: Yo le digo: “Señor, por favor”, nosotros con José llorábamos cuando hizo ese tema de los Ojos de la Noche, que es una introducción al tema Banano  de Urabá que es “a capela”, él con su piano, él, sólo con su piano, y nosotros llorábamos de ver esa humanidad de ese señor como se pasea por ese teclado. La Ponceña, uno puede juzgar lo que sea, lo quiera y verlo como sea, pero la Ponceña con el trabajo que han hecho y ese señor es un señor piano y todo, muy humildes. Charlie Sierra, orando ante de grabar entregándole ese talento a Dios; a mí me gustaría que muchos músicos nuestros vieran de cerca lo que es un trabajo con ese nivel humano para poder primero desmitificar y segundo aprender, allá en Francia le dicen a eso una cachetada y que nos peguen la cachetada de frente, sí la gente que se cree por alá en una nube, o que se creen reyes porque en su país el tuerto es rey!, eso es muy delicado.

-Usted, es un hombre muy religioso, ¿qué le gustaría practicar más o qué práctica más?
-Yo escucho el mar, escucho el agua, escucho lo que me dicen mis genes, lo que me dice mi historia que está en mi piel, escucho mi alma también y escuchó los ojos de los demás.

-Usted conmueve a muchos, ¿usted sigue la teoría que la sensibilidad suya es para todo el mundo?
-Yo pienso que uno no se pertenece, yo pienso que a partir del momento que uno asume hacer música ya uno no se pertenece. Creo, yo no sé, de pronto uno empieza a hacer un comunicador, cuando uno compone una pieza y llega de algo un momento determinado uno y entonces, pap! [Hace el gesto con la mano para darle todavía más fuerza a todo lo que está diciendo y argumentando]… Le llega y eso no le pertenece a uno.

-¿Usted es un hombre enamorado? ¿Un hombre que se enamora?
-Sí, todos los días pero son amores efímeros pero largos al mismo tiempo, ver las nubes, amarlas y bajar la cabeza por ejemplo para seguir una actividad y ver otra situación y amarla también ya que dejó de amar las nubes  y está amando lo que está viendo pero al mismo tiempo, cuando vuelve y levante  uno vuelve y las ama, desde ese ángulo vivo enamorao. Pero, en cuestión de la pareja y eso umm, umm, yo tenía 17 años  y yo nunca había tenido una novia y por fin me levanté una novia y eta muchacha yo me vine a prestar servicio acá a Bogotá y cuando regresé tenía relaciones como mi mejor amigo y eso a mí me partió, yo a esa mujer le veía los poros de las manos y esos poros se iban  abriendo como túneles y yo me iba por los poros de ella y ella hablaba y yo quería era la voz de ella, yo llegué a querer ser ella, yo no sé, eso era muy tenaz pero era feliz! Ir a verla era como una descomposición, como una desmaterialización de mí y otros estados de vivir. Yo digo que tengo 4 mujeres: la Salsa, mi mamá, mi hermana y mi sobrina, así en la cuestión femenina las veo así, pero hay muchas mujeres… (Continúa está en plena transcripción 2016)


Próximamente: Musicografía de Yuri Buenaventura







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