lunes, 25 de enero de 2016

Gary Domínguez y Rafael Quintero una fotografía donde los Amigos sólo se ven un día.

Estación Décima
Gary y Rafael: los Amigos que sólo se ven un día.

Este trabajo está dedicado a Armando González y Medardo Arias, los otros dos de una gallada de apasionados por la música que en las esquinas bravas del San Fernando y  el Champagnat fueron tejiendo entre todos los recuerdos de una ciudad salsera que se iba redescubriendo y desarrollando en cada noche que pasaba por entre nuestras espiritualidades por cada una de esas circunstancias donde se fueron aprendiendo los tonos y los estallidos de unos corazones que reventaban sus expresiones en esas canciones, escuchadas en los transistor, en las radiolas, en los lps, en los equipos de sonido que sonaban en las afueras de los antejardines de muchas casa que tenían el olor mascullante de las guayabas, los mamoncillos, los mangos, los limones, los naranjos, las guanábanas y las plataneras que se acrisolaban en los patios, en las aceras, en los pequeños parques de la Cantarrana añorada donde Pirucho con su voz de sinsonte combinaba los sabores de las voces imitadas del Benny Moré y el Bobby Cruz como una manera de conságrarle el tiempo cálido a una añoranza interminable como su sabor y el estertor de guajeo que podía habernos regalado su mejor vida en algún escenario imaginario como el buen cantante que fue y seguirá siendo en nuestras memorias abandonadas con los años y las quimeras.




Los amigos sólo se ven un día. Un día en la vida, máxime cuando tienen una misma ocupación y la comparten a la misma hora en tres sitios diferentes del mundo, todas las noches de sus vidas.
Los tres se conocen hace mucho rato y desde muy jóvenes han tenido la pequeña fortuna de haber estado pegados a un mismo aparato moderno, el transistor. Esa pequeña unidad receptora de las transmisiones  de las ondas de la radio que es fácilmente sintonizable.
A los tres les tocó oír Radio El Sol y Radio Tigre, las dos emisoras que en su época colocaron toda la Salsa que se producía en Nueva York y Puerto Rico.
Si uno  los quisiera conocer, es posible que esos nombres les suene pero, lamentablemente no son tan conocidos por todo el mundo ni en Santiago de Cali ni en Santafé de Bogotá. (Cuando antes se la nombraba de esta manera)
Pero, claro si Usted amigo lector, pregunta por los sitios donde ellos tres se desempeñan como colocadores de música afrolatina lo más posible, es que redigan: “Venga lo llevo! Y de paso me invita a una cerveza”.
Entonces, si uno pronuncia dónde queda la Taberna Latina y Convergencia Bar, hasta los taxistas se saben de memoria sus direcciones, porque todo el mundo en la ciudad, le habla a uno que esos sitios tienen una magia tremenda para escuchar buena Salsa.
Hay quién puede afirmar que son lugares para oídos finos que se deleitan con ciertas agrupaciones musicales pues sus sonidos hacen la “mejor de todas las Salsas” y eso es indiscutible. Por algo tienen los nombres de “Templos de la Música del Caribe”: Salsa.
Templos de las escogencias y las Audiciones especializadas. La parte diferente de una comunidad nocturna dedicada al culto del género musical amplísimo y fructífero. Inigualable. Una de nuestras joyas barrocas ante el mundo postmoderno. Les cuento que la Salsa, es una pasión para los tres. Diferentes historias y diversas formas de asumirla. Cada uno con una visión diferente pero, cercana. Es el espacio que cada uno le dan a nuestra cultura definitiva. Dos son de Santiago de Cali y el otro es de Buga, la capital señora.
Uno de los dos es de Cali, y es Edgar Gary Domínguez y el bugueño es Rafael “Rafa” Quintero.
El tercero es de una secta Brahma, le gusta el Zen, ama profundamente a Santa Bárbara pues considera que es su patrona y además es hijo de Obatalá. Es un enfermo bullanguero que arma alborotos y a veces cree muy necesario meterse en los asuntos literarios de la Salsa, y por eso, un 5 de enero de 1987, decidió invitarlos a una Conversación en torno del fenómeno que copa sus vidas nocturnas, pues creía que era muy necesario hacerlo.
Era volver realidad, con una escritura profunda que diera testimonio y memoria de una de las tantas conversaciones sobre la necesidad de una crítica musical de la Salsa, qué faltaba una historia sobre la rumba en Cali, sobre los coleccionistas, sobre los viejos bailarines que tanto tenían que contar y que había que pensar en los bacanes que traían a las orquestas famosas que tanto nos gustaban.
Recuerdo que hablamos de dar el salto frente a un vacío cultural existente en la ciudad y que había que crear un movimiento que recogiera ese sentimiento tan arraigado por la Salsa de parte de todos los caleños y lo que más asombra a los cubanos, puertorriqueños, dominicanos venezolanos y newyorkinos                  –músicos, empresarios, críticos, promotores-, es ese principio de identidad tan palpable de los amantes de esta música.
La fortuna al fin se cumplió y la pequeña dicha de oírlos contando, afirmando, fregando, rebuscando en sus memorias, se fue volviendo en un Prólogo continuado acerca de varias cuestiones que fui desglosando poco a poco, después de destapar una media de Brandy e ir comiéndonos unos sándwich cubanos cargados de sabor y salsas de ajo y queso. Mientras tanto Cali perezosamente iba despidiéndose de la Feria Rumbera y Decembrina.
Eran las 2 y 45 de la tarde. Con verdadero entusiasmo juvenil cuadré la grabadora para ir recogiendo el trabajo y al frente mío detrás de la barra de madera pintada con color café, de testigos estaban García Márquez, en un hermoso retrato que se volvió parte de la iconografía permanente de la Latina, Maelo y Lavoe, inmensos y vitales como sus músicas y el maestro del periodismo salsero investigativo don César Miguel Rondón, los colaboradores de la Taberna con sus camisetas azules que invitan a un mejor año, y en el mismo tiempo, Gary operaba el equipo, mientras yo manipulaba el micrófono para ir conduciendo el programa de esos tres espíritus destinados a platicar sobre ese ritmo apasionante.
-“La botella caballero, la botella!!”, exclamaba nervioso Gary.
-“¡Maestra Vida Cámara!!”, continúa murmurando.

De pronto de las entrañas del Tasceche, un periodista pidió el micrófono y preguntó:
-¿Rafa, cuando comenzaste a vivir el acontecimiento de la Salsa, en tú vida?
Rafael: Bueno, creo que es una cosa que se remonta a muchísimos años atrás. En verdad, que la mejor influencia que tuve fue mi propia casa.        Allá encontraba a mi tío bailando frente a un espejo, temas (musicales) de la época porque yo soy de 1949, mi tío bailaba el Mambo, yo estaba muy pequeño y entonces de todas maneras observaba cuando él bailaba frente al espejo y posteriormente mi padre que sin ser coleccionista, él conseguía muchísima música y entonces yo podía escuchar los diferentes ritmos.      
 Además en mi casa se hicieron bailes permanentemente. En Buga, se oía una orquesta que se llamaba Colombia y mi abuelo era muy aficionado a todas esas cosas y él traía todas esas orquestas, entonces poco a poco, me fui entusiasmando muchísimo por la música. Posteriormente seguí escuchando música. Sin ninguna dedicación específica por ella. Simplemente como un oyente.
Pero, más adelante, tal vez por esa relación con el mismo cine, por el que me interesé en especial como crítico y entonces también entré a la crítica como de la música. O sea ponerle cuidado a quién tocaba el saxo, quién tocaba el piano, quién hacía los arreglos, quienes eran los compositores de los temas. Toda esa  cosa que tiene la música. Así como la tiene el cine. Que quién hace la fotografía, que quién escribe el guión, quién hace las luces.
Bueno, todas esas cosas que están muy interrelacionadas. Me empecé a meter con la Radio. Hice una serie de programas de radio, básicamente en Barranquilla. Escribí crítica alrededor de eso y de ahí para allá todo lo que se ha venido. (Relator de Crónicas conjuntas con Gary, en El País de Cali, organizador de dos certámenes sobre la Salsa a nivel nacional, colaborador de revistas especializadas y videografista en el Sena en Audiovisuales).

-¿Gary, cuál fue el primer momento en el cual vos viviste la salsa?
-Gary: Puee,  eso está como complicado. Sigo ahí, por donde viene la vaina de familia pues eso influye mucho. Pienso que lo primero que uno oye cuando llega el papá con los amigos trasnochados y uno está durmiendo pa'levantarse, pa'ir al colegio y sale Pedro Flórez, con eso que dice: “La gaga”, papa-por-ahí-se-daña-todo…y uno oye ese jibarito va…se escucha “Lamento Borincano” y de pronto más tarde viene la cuestión de Joe Quijano, pue yo no soy tan viejo como Rafa (Risas) yo soy del 58. El viejo Rafa es más viejo que caminar pa'delante. También hago responsable a mi familia, porque uno escucha a Pedro Flórez, Rafael Hernández y definitivamente Matamoros. Por ahí es que empieza la cuestión.
Pero, el problema a nivel nacional es que después de eso viene la raspa, la raspacanilla (esos adefesios populacheros que duran lo que son las fiestas de Navidad), sí, la raspacanilla, y se meten Los Hispanos y se meten Los Melódicos en la casa y se mete la Billo's Caracas Boys. Entonces,  uno como que se descojona y no sabe para dónde pegar… hasta que se recupera…con una salvación para los caleños que es la Pachanga y ahí es cuando aparecen Joe Quijano, Joe Cuba y uno empieza a escuchar toda esa música…ahí ya uno dice: Esto es lo mío. Entonces, empieza a buscar el barrio.
Creo que el barrio de nosotros no era un barrio popular, pues yo soy del San Fernando, entonces, uno empezaba a buscar el barrio-barrio que es el San Nicolás. Se vuela uno para el Barrio Obrero. Se va a buscar a los malandros y toda esa cosa para ver cómo era la cuestión?, pues en San Fernando nunca hubo malandros (sólo pequeñas galladas de jodones que acababan con las fiestas elegantes que inmortalizó Andrés Caicedo, claro estaban las galladas conocidísimas del Triángulo-La Marquetalia-La Calavera y la de la Cantarrana). Los malandros-malandros vinieron fue con la cuestión del basuco. Antes no había malandros. Estaban eran las monjas Vicentinas, pues en esa época era puro monte pa'llá dentro. Por ahí es la historia. Usted sabe. Papá-tasechi-sabe-tasechi-sabe.
-Si, es verdad, la pasión por esta música nace y crece y se ha tejido en los entrecruces de las esquinas!, donde jamás vuelve aparecer la Maga de Cortázar, esa elegida sin apelación que nos derrumba y siempre gira alucinada por entre las conversaciones, donde sin ser metafísicos la volvemos a buscar sin tener que ir a París, procurando explicaciones telepáticas, porque allí nos dábamos cuenta que el cielo vale más que la tierra.

-¿Rafa, dónde nace el primer sitio que vos escoges en tú vida, para disfrutar la música?
-Rafael: Bueno, lo que pasa es que yo realmente tengo que hablar de otra ciudad distinta a Cali, noo. Aunque yo me he interesado mucho por lo de Cali y verdaderamente he conocido muchas cosas de Cali, lo cierto es que todo eso lo he sabido a través de segundas personas y de terceras personas, pues soy de Buga. Entonces, creo que no tiene ningún interés, pues podría decir que cuando estaba muy niño aunque eso fue muy tímidamente, todas mis incursiones, en Buga, fue cuando conocí sitios que no tuvieron ninguna resonancia pero, de todas maneras fueron muy importantes en toda esa trayectoria mía, digamos como un sitio que se llamaba el Club del Río, que era a la salida de Buga, donde había otra cosa que se llamaba La Habana. Lo de Buga, no es muy importante, pues Buga no ha sido una ciudad de mucha tradición en la Salsa.
Me incluiría dentro de los que en Buga han sido como los pioneros de toda esta cosa de la Rumba. Igualmente como Gary, también tuve que incursionarme allaaaaá en el (Barrio). Meterme en un medio que de todas maneras tampoco dominaba pro, si me sugestionaba muchísimo.

-Rafa, pero, no sabes exactamente  ¿cuál era ese medio? ¿Qué tema? ¿Y qué lugar? Porque uno va a un espacio porque allá le colocan el tema o los temas que a uno le gustan y porque sabe perfectamente que siempre que va a ir se lo van a colocar. Esa es casi una relación maníaco-dependiente que uno se inventa. Además, hace parte del rol del rumbero nocturno, del discotequero, del ser melómano, de ese ser que trata de cualquier manera de repetir una pasión, cueste lo cueste como dice Colón.
-Rafael: En cuanto a temas, creo que era una época en que se oían temas de Micheto, la misma Pachanga, noo. Creo que todas las pachangas que se han oído aquí en Cali, las he escuchado desde esa época y las he podido disfrutar. Digamos, escuché: Charanga en Nueva York, que fue un tema que gusto muchísimo. Vino la época del Boogaloo, un tema como Ah-no-noo que se oyó mucho aquí. La Pachanga del Año Nuevo, son temas que disfruté. La época de Nelson y sus estrellas, la de Richie Ray que fue la Orquesta que verdaderamente me impactó y que ha sido una de mis favoritas dentro de todas las orquestas que me han gustado muchísimo.

-¿Gary, cuál es el sitio que te despierta esa pasión tan desbordante por la Salsa?
-Gary: Creo que más que sitio fue una discoteca. Fue por el año 70 y el 80, no me acuerdo exactamente. Sólo sé que cuando estaba en el Colegio, había un tipo que tenía una discoteca que se llamaba: Ritmo Fantasía. El tipo era de Aranjuez.  Yo estaba más o menos en tercero de bachillerato y el necesitaba un copiloto, un asistente para la Salsa…él era de allá  pa'bajo cuando el Amarillo (una ruta de buses urbanos de Cali), cruzaba y cuando antes trancaban la puerta con muertos. Antes que pavimentarán eso.
A mí en ese tiempo me tocaba irme para el Parque de Aranjuez a trabajarle  él en los bailes de noche. Ahí, empecé a aprender la cuestión. Me acuerdo mucho, del profesor Naranjo que era profesor de inglés, pero que lo que no tenía de Congo, lo tenía de Carabalí. El profe Naranjo siempre me acuerdo él. De ahí,  pa'llá empecé…pues primero  le compré la música a él. El baúl que cargábamos.
En esa época no habían cassetes, le tocaba a uno llevar “severo cajón pa'las discotecas o a las agüelulos (que eran unas fiestas juveniles que hacían en las tardes  de los sábados y los domingos, donde la gente sólo iba a bailar y a competir por parejas a la que mejor llevara el compás o más inventara pasos raros y emocionantes). Con el cajón de discos nos tocaba ir también a los bailes de noche que se hacían con cuota de entrada.
Me acuerdo mucho que los pioneros de esos bailes de esa época eran  la gente de Ritmo de las Américas. Estaba William Muñeco, y el hombre de Antena Musical que actualmente en Cali, se llama don Héctor reina. Ellos eran los pioneros de esos bailes. Después fue que resultó una cantidad de discotecas. Yo más que todo empecé de discómano casero y en los bailes de cuota.

-¿Gary, había un tema en especial que te producía algo para que lo aceptarás y siguieras en la Salsa?
-Gary: Pues hay una curiosidad porque yo nunca compraba discos. Empezando que la plata que…cuando dije vamos a comprar música personalmente, pues ya en la casa había música. (Risas)…Bueno yo tumbé unos mangos que había en la casa (como en todas las regiones calentanas en Cali, la fruta y el árbol tropical por excelencia es el mango) y esos mangos que había en la casa, pues los vendí en el Colegio y entonces yo dije: Fue'fucha y ahora con estos veinte pesos  que hago y entonces me fui pa'lcentro y había un cuarenta y cinco r.p.m. (un elepé), tengo que comprar el primer cuarenta y cinco mío y en esa época era pleno 71, pleno Diciembre!
Me preguntaba y ahora qué compro con esos veinte pesos y que ojalá esté en promoción o algo así y entonces me encontré por allá un disco Fania (el sello del dominicano y del judío) que se llamaba: Ahora vengo yo, (composición de Richie Ray and Bobby Cruz con la Fania All Stars), un disco que había que voltearlo por los dos lados, porque uno era la continuación del otro. Es decir, el disco al terminar el lado A seguía por el otro lado B. Ese fue mi primer disco. Me parece muy significativo, pues yo arranqué con Fania (la orquesta bandera del boom de la Música Salsa), pero, después tuve reflexionar como algún día dijo Rafa Quintero: reflexión para volver atrás!
O sea que yo no conocía mucho de los antecesores, entonces me tocó empezar a pensar en Arsenio (Rodríguez, el ciego maravilloso, el músico tresero cubano más representativo del siglo XX), en Cuní (Miguelito, uno de los más grandes soneros cubanos), en la Contradanza y en toda esa complicación que es meterse con Carpentier, con Don Fernando Ortiz (el sabio cubano que se estudió el elemento afrocubano de la música del Caribe) y toda esa vaina. De todos modos, empecé con Fania All Stars y eso sí es definitivo.

-¿Rafa, hay alguien que te lleva de la mano, quién es ese músico? ¿El que de verdad, te desbroza esa pasión?
-Rafa: No pues yo creo que el músico mío es bastante conocido. Cuando estaba en la Universidad siempre nos reuníamos pues cada ocho días se viajaba a la casa, porque no estudie  aquí en Cali. En esa época siempre terminábamos nuestros descansos hablando de un músico y ese músico era Bobby Cruz y Ricardo Ray.
Pasábamos recordando sus temas y recordando sitios. En esa época, se hablaba mucho del Costeñita, del Aretama. Eran muchachos caleños que siempre estaban hablando de eso y los temas que se oían allá eran los temas de Ricardo Ray y Bobby Cruz, que es la Orquesta que verdaderamente me ha gustado mucho.
Por supuesto que hasta una época determinada. Porque allí en adelante, pues verdaderamente ha habido ahora una serie de composiciones que tienen una calidad y un nivel que no corresponden al talento de este par de músicos. Así que esos en realidad han sido los músicos que más me han gustado. Sin pensar que han sido los mejores, noo. Sino que simplemente hay una relación muy afectiva con ellos. Por supuesto que existen otros músicos que también me han gustado en demasía, que son las estrellas que todos conocemos.
A mí me gustaría si decirte algo, que la estadía mía en Barranquilla, esos años que pasé allá fueron definitivos porque allá aprendí muchas cosas! Aprendí que existía una música cubana muy importante. Me dí cuenta que habían una cantidad de orquestas que posiblemente en Cali no hubiese tenido la ocasión de conocerlas. Me dí cuenta que existían los Hermanos Castro. En Cali se habían bailado. Pero, que nadie sabía quiénes eran los Hermanos Castro. Que la Casino de la Playa, no había compuesto dos long plays como uno generalmente creía y como decían en las discotecas.  Sino que había compuesto cientos de discos. Que los Hermanos Palau existían. Que existía Arcaño. Es decir, una cantidad de Orquestas importantísimas de Cuba que posiblemente solo se conocen dentro de los coleccionistas.
Así que fue importante la estadía allá porque ciertamente la cercanía que tiene Barranquilla, con el Caribe le permitió a una serie de personas coleccionar una serie de Orquestas y de músicos que dentro de los coleccionistas nuestros, no se encuentran con tanta abundancia. Aunque no sobra decir lo siguiente: que ahora que estamos en ese papel de reconocer  coleccionistas y de hacer un Encuentro de Coleccionistas, nos hemos dado cuenta que aquí en Cali, hay unos coleccionistas bárbaros. Mejor dicho, por ejemplo, nunca pensé que tuvieran música de Rita Montaner, de María Teresa Vera, de Lecuona, lo más clásico de Lecuona y otros músicos incunables. Aquí en Cali a uno le toca como ir desentrañando todo eso. Abiertamente de lo que se expresa musicalmente en Cali no se da como si se da fácilmente en Barranquilla.


-¿Gary, ¿cuál es el grupo musical o el músico que te lleva de la mano para meterte a coleccionar la música de la Salsa?
-Gary: El músico que me lleva de la mano chacho eso está difícil. Yo siempre estuve “peliando” con dos amigos míos, uno está vivo y uno está muerto. Yo decía que los extremos eran Tito Rodríguez y Rubén Blades. Por ahí empecé. Bueno, primero fue esa vaina enfermiza por Tito Rodríguez porque creo que tengo una buena colección de él, que son aproximadamente unos cuarenta y cinto long plays. Entonces, de buscar el Tito Bolerista, el Tito del Mambo, el Tito de Mamagüela, el Tito de la Balada y toda esa vaina.  Y de Tito a diez o quince años después, está desde luego el Rubén Blades, que pienso yo que estos personajes son los que han llegado a la sociedad a nivel medio de donde soy yo. Porque uno no viene de la clase pobre sino de la clase donde hay que pagar el arriendo, el servicio de la luz, los impuestos. Entonces, siempre es difícil que un tipo de arrabal se meta y lo acepte la clase media.
Entonces, cuando llega un Tito Rodríguez o un Rubén Blades y muestran características para uno aceptarlo ahí es donde viene el problema. Entonces, yo he pensado en los extremos: Tito Rodríguez-Rubén Blades. Sin tener en cuenta que sean vocalistas. Tito como vocalista es supremamente bueno.
Rubén Blades como vocalista no es tan bueno, pero a nivel de enseñanza, de intelecto y de una cantidad de cosas que no han mostrado los demás. Inclusive el Tite Curet Alonso, el Tite tiene mil canciones.
Pero, Rubén Blades tiene treinta canciones y el nivel de trabajo, por  ejemplo una persona que no haya estudiado mucho y empieza a reflexionar con Rubén pues él habla de Kafka. Entonces, una persona que en el bachillerato no leyó Kafka por falta de ignorancia como digo yo, de pronto dice: y quién es Kafka? Esas son de las cosas que le ha enseñado Rubén a muchos de los malos estudiantes de la Universidad y de los malos estudiantes del bachillerato. Lo que no hizo Tito. Y claro, me quedo con Bobby Cruz, con la desesperación del Bobby que no la aprendí por mí mismo sino que yo vengo detrás de lo que hizo Rafa Quintero, de lo que ha hecho César Pagano, y más que todo siempre me he considerado un discjockey. Más que un investigador. Porque para ser investigador, hay que ser un buen lector. Necesita ser un tipo que organiza y profundiza mucho y yo soy una persona que soy mal lector. Todo  eso porque a lo mejor he sido músico y he sido bongosero y lo que me demoro en leer un libro más bien le meto mano al Bongó y yo creo que por ahí ha sido el problema. Entonces, en ese sentido me gusta exaltar la labor de Rafa, Quintero, como de Rafa Bassi, como el otro humano, -me señala con los ojos-, como César pagano. Y la hermandad salsera por siempre y ojalá por ahí derecho que algún día se unan, papá! Kukupppchhh papá! Se dañó esto! (Risas).



-Rafa, ¿cómo podes vos definir la Salsa?
-Rafael: Bueno, lo que pasa alrededor de eso de la Salsa, hay muchas cosas, noo. Yo siempre he hablado de la Salsa como un movimiento y ese movimiento no lo limito solamente a lo de Nueva York. Sino que hablo de todo el movimiento. Hablo de que la Salsa para mí y siempre lo he dicho es nombre. O sea que es un nombre comercial para un producto. Un producto de los latinos. Digamos, un producto de la música latina.
En ese sentido ese nombre que es capaz de servir de etiqueta comercial para identificar una música que yo diría que fue la que inventaron los cubanos (Comienza a sonar el Tema de Armando Sánchez). Con una unidad rítmica que inventaron los cubanos y sobre esa unidad rítmica se han presentado los diferentes arreglos y se han incorporado los diferentes géneros musicales que a través de la evolución en el tiempo pues han conformado todo este movimiento.
Lógicamente que yo comprendo que esa palabra Salsa, ya como un producto, ya como un nombre de un producto comercial específico y típico se estableció para la música del barrio que nació en Nueva York. O sea que algunos han dicho que la Salsa, es solamente la música de Nueva York. Es  una música que surge en los barrios de Nueva York. En el barrio como se le ha llamado a Harlem exactamente en los Estados Unidos. Pero, yo diría que es todo.
Por eso en la Salsa, cabe un Bolero, cabe un Guaguancó, cabe un Son, cabe lo más tradicional. Lógicamente, que si uno quiere especificar algo moderno pues entonces dice la Salsa.  O sea, lo más contemporáneo. Pero, la Salsa, es algo muy importante para nosotros los latinos porque ha sido la única música de los latinos que ha sido capaz de identificar un continente. No solamente a nivel de la parte rítmica sino a la vez en una forma de expresar sentimientos. Expresar las cosas, el paisaje. Expresar un idioma. La Salsa, logra hacer que el español como idioma exista y se reivindique social y culturalmente.
Y así, haga conocer todo un continente en el mundo. Porque si nos ponemos a ver el Rock y si uno escucha se da cuenta que un Rock suena más sabroso cuando se escucha en inglés. De pronto, si lo escucha en alemán o en japonés no lo siente tan sabroso. Ni en español ni en africano tampoco. Así, mismo pasa con la Salsa. Cuando uno escucha la Salsa la tiene que oír como en español. La tiene que oír dentro de ese sabor. Y en esa forma de decir las cosas, nosotros en Latinoamérica. El español, es la forma más expedita  y más franca, lo más puro de expresar nuestro modo de ser. Por eso, la Salsa, es una música que se ha incorporado a toda la cultura universal. Y nos identifica plenamente. Por eso, yo he llamado que la Salsa, es un movimiento. La Salsa, no es solamente la música misma, sino una forma de sentir las cosas y de expresarnos. Todo lo que conlleva. 
Por encima de otros géneros que también han tenido resonancia universal por ejemplo: El Tango. Recordemos que el Tango fue famoso en Europa. Hubo una época en París que el Tango fue muy importante. Pero, no expresaba sino como una fracción de ese sentimiento. Una forma de vida muy particular que era la del arrabal de cierta gente, de cierto grupo humano. Pero, la Salsa, ha rebasado todos esos contornos. La Salsa, se ha ido mucho más allá, ha involucrado una cantidad de cosas. Inclusive ha tenido la posibilidad de introducir a su interior distintos antecedentes de la música universal.
Nosotros encontramos que la Salsa tiene que ver con la música más antigua, con el Rock, con lo más contemporáneo como el Jazz, ha tenido que ver con la música barroca, con la música antifonal, con una cantidad de posibilidades musicales. O sea que la Salsa, es capaz de recoger el legado de la Humanidad en términos musicales y además expresar esa recolección, esos antecedentes a partir de lo nuestro, de lo latinoamericano.
Así, que yo considero que es un movimiento importante. Que no ha surgido lo suficiente como otros, ¿por qué motivo? Sencillamente porque hacemos parte de los países subdesarrollados. En consecuencia, no tenemos la infraestructura económica suficiente para que se imponga, universalmente como si la tiene el Rock y otro tipo de música. 
En ese sentido somos una cultura marginal. Pero, que cada vez se está haciendo sentir y en eso ha contribuido mucho la labor de músicos, como lo dijo Gary.  Músicos como Rubén Blades, que han modernizado todo esto y  la han sacado un poco de esa marginalidad en que se ha visto envuelta está música.

-Gary, es bueno saber el concepto del hombre que hace quince o más años vive la Música, pero también del hombre que es músico y del hombre que es discómano, ¿qué opinas? ¿Cómo defines la Salsa?
-Gary: Sí, es complejo también. Siempre que uno llega a la cuestión de la Salsa, se mete en camisa de once varas, noo. Entonces, pienso que me quedo más en la cuestión de Nueva York, por lo que todo lo que hacia atrás era Son y uno de los identificaba fácilmente. Uno hablaba de Arsenio y sabía quién era Arsenio. Uno hablaba de Matamoros y sabía quién era Matamoros. Y uno hablaba del Benny, y sabía que era el Benny. Pero, en el momento que todas esas fracciones musicales y toda esa vaina cubana llegó a Nueva York y allá primero que todo no lo sentían completamente, primero que todo porque ya era gente que estaba naciendo en Nueva York, entonces, respetaban la herencia del abuelo, pero como que no le sonaba bien, ya en pocas palabras, diría yo, me puedo equivocar (la cosa de las cervezas- Gary, exclama otra vez: La botellaaa! La botellaaa! Caballero!).
Gary, vuelve y retoma lo anterior por donde iba y dice: La vaina de Nueva York influye mucho. Pienso que la Salsa puede ser una de las alternativas del Son. La desesperación del Son cuando llegó a la urbe. Quiero mucho a Nueva York, aunque no lo conozco, algún día lo conoceré (un año después de la Conversación de los amigos que sólo se ven un día, Gary viajó a la ciudad de los rascacielos e hizo uno de los trabajos investigativos  más contundentes y fuertes sobre el movimiento de la Salsa, que luego fue el producto de una Audiciones Musicales en la Taberna Latina y que algún día van a tener su forma definitiva en un Libro, que en el 2005 tuvo su aparición  como “El Cuaderno Latino de la Salsa”, 100 Biodiscografías Salseras de la Taberna Latina, Cali, Colombia, editado por Ediciones Salsa Latina, 18 años después).
Ahora la vaina que pasó en Nueva York fue definitiva y que el mismo Arsenio demostró a todo el mundo que era el Son y a él se le salió de las manos.
Y sin embargo, la Salsa puede ser un regeneramiento del Son. Porque para los tradicionales todo lo que se ha producido del sesenta pa'ca no sirve. Pa'los cubanos tampoco existe la Salsa. Pero, pienso que todo eso que pasó entre los jóvenes, entre los Beatles, entre el Rock, entre el Blue, entre Bud Powell, pasó algo que degeneró  o mejoró el Son. Los aportes de Nueva York, son tan importantes que lo de atrás, es una cosa y lo de los 60s pa'ca es otra  y yo soy de esa gallada. Nací en el 58. Vine a oír a los Beatles cuando le enseñan en la clase de inglés en el Colegio a un “Yesterday”. Y después uno oye “Eleanor Reaby” en Salsa. Soy de los 60s pa'ca. Respeto, amo y adoro al Benny.
Pero, cuando llegó Canales y llegó Willie Colón y llegó toda esta gente. Empezando que eran músicos malos. Porque el Willie Colón nunca ha sido buen músico, pero llegó con toda esa agresividad, entonces, se dañó todo. Llegó Eddie Palmieri, con toda esa agresividad, se dañó todo.
Entonces, Arsenio se murió y Eddie Palmieri, siguió pa'lante con su agresividad porque ya todo había cambiado. Entonces, pienso que por eso tiene tanto valor la canción social y por eso es que todas las vainas que hablan del malandraje y el desamor duran tanto, noo. (Canta un pregón: Tú amor es un periódico de ayer. Y decía Canales antes: Yo soy del Barrio mi socio. Así estaban tratando de cobrar identidad. Eso no tiene nada que ver con eso que dice, (Vuelve y canta otro pregón: “Mamá yo quiero saber de dónde son los cantantes…”…ahí estaban todavía hablando de la Loma y la gente en Nueva York, todavía no conoce la Loma, ni siquiera en el mismo Cali).
Porque como siempre digo: Aunque  no tengamos Mar, ni leyenda de Bucaneros, es Cali ambiente Caribe sin Playa ni Varaderos. Vea, aquí en Cali hay gente que no conoce Buenaventura y parece mentira que tenemos tan cerca el Mar.
Entonces, somos demasiado urbanos y a lo mejor por eso en Cali nos hemos identificado tanto con Nueva York, por todas esas vainas porque hay gente que parece mentira no conoce el Mar. Ahí, cerquita está Juanchaco y la gente no lo conoce. Uh! Uh! Uh!Uh!Uh! papá jincá por ahí! La Botellaaa! Caballero!!!

-Bueno, Ustedes, han hablado de la Salsa…
-Gary: La Salsa y el Sazón!

-Pero, yo creo que se necesita hacer un análisis de lo que es la Salsa frente a la Música Cubana Moderna de después de la Revolución del 59. Porque la música cubana siempre vive inaugurando la Modernidad, en todo el siglo XX. ¿Qué puede decir Rafa Quintero?
-Rafael: Bueno, yo siempre he sostenido  que no se puede uno enfrascar en lo que muchas personas han caído al señalar, ¿cuál es más evolucionada? ¿Cuál es más Moderna? ¿Cuál es más progresiva? Cuál es verdaderamente la que va hacia delante y ¿cuál es la que se quedó atrás?
Yo he creído que ninguna de las dos se ha quedado atrás. Sino que son dos vertientes. Son dos formas expresivas. Digamos, que son dos derroteros de una misma cosa. Creo, particularmente que los cubanos estando dentro de un derrotero musical que es diferente al derrotero musical de la Música de Nueva York no son superiores. Ni es cierto que la Música Cubana va más allá de los treinta años, como lo dicen ciertos músicos. Treinta años más adelante de la música de Nueva York. Ni tampoco como dicen otros, la Música Cubana ya no existe. Es decir, afirman que el Son se fue de Cuba. Lo que es absolutamente negativo.
Realmente son derroteros diferentes. Creo que por ejemplo a nivel de la Música de Nueva York, ellos tienen un énfasis en la parte armónica de la música, en la parte melódica de la música. Y uno escucha todos los arreglos de Louis García, los arreglos de José Febles y de una cantidad de músicos y se encuentra que ellos están trabajando más en la parte de la armonía y en la parte melódica. Incorporando Nuevas Sonoridades. Mientras que uno va a escuchar  la música cubana, ellos están más en la investigación rítmica propiamente dicha.
Por eso, el elemento del guaguancó y toda la cultura arará, el tambor Yuca, y todos estos elementos se los quieren meter en una sola canción. Es el caso cuando uno escucha tocar a Irakere o a cualquier de estos músicos. La Música Cubana, si se quiere es una música mucho más arriesgada que la Música de Nueva York. Diría que la Música Cubana, si se trata de establecer comparaciones, es una música más arriesgada que la Música de Nueva York.
Es una música más vibrante. Es una música más espontánea. Es una música donde cada músico suelta toda su sensibilidad. Es una música donde cada músico desata toda su turbulencia rítmica en cualquiera de los instrumentos.
Mientras, que la Música de Nueva York, es una música más acompasada. Una música más ordenada. Pero, sin que eso signifique que eso sea negativo, que nosotros vamos a restarle méritos, a eso. Así, que, si a mí me dicen que: cuál es la mejor?
Yo personalmente diría que las dos. Ambas van ser muy importantes. Y ojalá, esas dos corrientes musicales pudieran conocerse, porque ciertamente la Música cubana Contemporánea, es muy desconocida por los músicos de Nueva York. Muy poco músicos de Nueva York la conocen y más aún la entienden porque ese es el otro punto.
Hay orquestas como la Sonora Ponceña que de pronto se atreven a entender a Adalberto Álvarez y eso porque Adalberto Álvarez, es una especie de desviación dentro de la corriente cubana hacia lo de Nueva York. Eso se entiende mejor.
Pero, cosas por ejemplo, como Irakere, como los Van Van, como lo de Rubalcaba o como lo que puede haber por el lado de Afrocuba, cuestiones como esas, muy pocas Orquestas de Nueva York se atreven a seguirle los pasos a esa corriente.
Conozco a Batacumbele en Nueva York, pero realmente son como cosas excepcionales. Lo mismo pasa por el lado de los Cubanos hacia lo de Nueva York, muy poco se atreven a coger las cosas que ha hecho Héctor Lavoe, esas armonizaciones tan bellas de José Febles, de Louis García, de Nogueras, de Louis Ramírez.
Muy poco se han atrevido a hacerlo. Lo ideal sería que ese par de músicas y de corrientes musicales importantísimas se pudieran conocer para que diéramos  paso a un torrente musical fastuoso, imponente que verdaderamente deslumbrará toda la generación musical y toda la creatividad musical de toda nuestra Música Latina. Porque creo que es una música que  es de lo más importante que se está haciendo. Aunque se siga creyendo que no.

-Gary, ¿qué apreciación un poco analítica puedes dar acerca de lo que es la Salsa y lo qué es la Música Cubana?
-Gary: Creo que la gente de los países subdesarrollados por acá de Suramérica tenemos una ventaja ante los dos fenómenos sociales, ante la vaina musical que se dio en el Caribe, que se dio con Cuba y que se dio con Nueva York. Que la persona que haya evolucionado y haya investigado  debe respetar las dos corrientes. Uno sabe que un Silvio Rodríguez, un Pablo Milanés empezando con la Nueva Trova tiene tanto valor como un Miguel matamoros, como los compositores de la vieja guardia. Cada uno con su época.
Nosotros tenemos una ventaja ante estar en Nueva York o estar en Cuba porque podemos darnos el lujo de respetar las dos corrientes, estando en un país como Colombia o estando en algún país de Latinoamérica. A uno le pueden vetar a Cuba pero, no a su música. Su música pasa por entre el aire y no hay quién la pare. Pienso que la Salsa sí existe, pues soy una persona contemporánea a toda la cuestión de la Fania, a toda la producción disquera, a lo que podemos llamar de cuestiones comerciales de Nueva York.
Nosotros nacimos con eso. Nunca lo vamos a poder desconocer. Nunca vamos a poder olvidar un Quítate tú (pa'ponerme yo), un Pa'huele, o alguna de esas vainas que sonó porque nosotros nacimos con eso. Pero, la persona que haya evolucionado se va a dar cuenta, primero que todo de que en Cuba el Son no se ha ido.
Siempre he pensado en eso: El Son de Cuba no se fue de Cuba. Se fue una época. La época de los grandes soneros. Y de eso, ellos mismo se dan cuenta. Los cubanos se dan cuenta que murieron los grandes soneros. En Nueva York, también se dieron cuenta que murieron los grandes soneros.
Entonces, murió una época del Son, como murió la época del Tango, como murió la época de Gardel, como murió la época de los grandes futbolistas, aquella época de Oro del fútbol en Colombia. Pienso que el Son de Cuba no se fue porque desde que haya palmeras y haya un tren no importa si está Fidel, no importa si está  Batista.
Siempre va a haber en el monte metido un guajiro. La única manera para que se acabe el Son es que le metan una bomba nuclear y así se acabe Cuba. Pero, no importa el que esté o la Revolución que sea. Allá va a ver algún man que este metiendo por ahí su Tres.
Aunque sea a escondidas. Para bien del gobierno o para mal del mismo. Esa es una vivencia personal. Estuve allá y tuve la oportunidad de ir a Santiago, de ver sus viejos que sienten nostalgia de lo viejo porque se les murieron sus amigos. Pero, están con una estabilidad económica, con una paz interior que no la sentían antes. Esas son cosas que lo hacen pensar a uno.
Pero, lo de Nueva York no lo puedo desconocer porque ni la Sonora Matancera como ellos la niegan porque uno forma parte de la Sonora Matancera. Uno quiere a Celia Cruz, pero uno ama a Silvio Rodríguez. Uno quiere a Irakere, pero uno también quiere a Héctor Lavoe, a la Fania. En este momento nos estamos dando un lujo de asumir toda esa cantidad de movimientos musicales que se dan en el Caribe y que por cuestiones políticas bloquean.
La Salsa está en Nueva York y la Salsa no es cubana. Como fenómeno, como producción comercial, como nombre, como nomenclatura, como lo que es, la Salsa es de Nueva York. Como caleño uno relaciona la Salsa de Nueva York.
Ahora ya que la Salsa ha sobrepasado los límites de Nueva York, ésta se puede hacer en Japón, en Cuba misma. Hay un patrón musical que él mismo la define. Salsa no es Merengue como muchos creen. Se quiere meter la Cumbia, meter el Merengue dentro de la Salsa. Pero, la Salsa tiene un patrón muy elemental como es el Son y tiene influencias de Jazz. Tiene varias mixturas, por eso podemos definir esto es Salsa, esto es Reggae, esto es Merengue.
No se pueden confundir. Eso no es tan fácil. Lo contrario sería permitir que se forme un coge-coge. Una mezcolanza que uno pueda definir. Se pueden ver  cuáles son las raíces de la Salsa y es el Son. Hay cosas que en Nueva York, se dieron para que saliera ese nombre de Salsa. La cuestión de que es música contemporánea. Ellos mismos lo han dicho. Se están atreviendo a crear un comercio y hablan de Música Cubana y de Salsa Cubana.
Pero, uno ve a Irakere tocando Batachanga y es una vaina que no suena a Lavoe. Ni suena a canales. Uno identifica a la Salsa con Lavoe, con Willie Colón, con Niche. Es que hay patrones musicales que uno reconoce perfectamente. Cuando uno habla de Irakere, uno puede señalar: Esto es Songo y el Songo es una vaina muy progresiva. Uno reconoce a los cubanos con su Songo, con la Batatumba, con la Batachanga que son una cantidad de variantes musicales. Uno reconoce a la Salsa por su Tumbao. El tumbao que legó Arsenio, a los newyoricans.
Es algo muy diferente. Entonces, hay que tener cuidado en ese sentido. Nosotros particularmente respetamos las dos cosas como dice y argumenta Rafa Quintero: “La Salsa es una cosa y la Música Cubana es otra”. Lo óptimo sería que la gente asimilará la Música Cubana Contemporánea porque tiene mucho valor y porque es demasiado progresiva.
Porque la Música Cubana es una verdadera alternativa hacia la Música del Caribe. Hacia la música latinoamericana. La gente cubana es tan progresiva por la misma disciplina, por la misma rigurosidad. El mismo bloqueo les exigió tanto a los cubanos que salieron más adelante de lo que se pensaba.
Ellos se olvidaron de Nueva York, nunca escucharon una Fania. No se dejaron influenciar por todo eso. Entonces, resultó un monstruo, un fenómeno que es la Música Cubana Contemporánea. Es algo que nadie lo puede detener. Es el mejor elemento para que la gente reflexione en torno de todo lo que está pasando en el mundo. El monstruo de la Música Cubana, es tan fuerte que no tiene influencia ni de Nueva York ni tiene influencia de Puerto Rico.
La Música Cubana es una fusión entre lo clásico, entre lo africano, una verdadera fusión que se da entre la isla y que de pronto explota y va a Nueva York y la gente de Nueva York, se está quedando no por culpa de los músicos pues los músicos están en la capacidad de hacer lo que hacen en Cuba.
Pero, por el problema de los patrones discográficos estaban limitados. Al legar, Irakere con toda esa explosión musical, eso le reanima los oídos a un Larry Harlow, a un Batacumbele, a un Erick Figueroa. Se dan cuenta que se estaban quedando atrás por eso, porque estaban limitados, por aquello que decía Jerry Masucci, Pacheco y las disqueras. 
Al llegar, Irakere, es fuerte su sonido. Al llegar, Silvio y Pablo también, porque ellos son una cuestión más de mensaje. Muy personal. La Nueva trova, es para reflexionar primero que todo a nivel personal. Pero, también son fuertes musicalmente hablando. Cuando Usted madure la Nueva Trova en su corazón y en su alma ya puede salir afuera. Mientras que Irakere, es para agitar a todo el mundo.
Queda más fácil que haya una Revolución Mundial con Irakere, porque se trabaja la Música y la Música es baile. Irakere puede revolucionar más que con Silvio y Pablo. Ellos están limitados, muy a pesar de toda la belleza  y todos los poemas que hacen Silvio y Pablo. Ellos tienen sus gentes y tienen su intelecto. Mientras que de pronto un Bacalao con Pan, puede agitar los cien millones de chinos que no podría agitar Silvio con la trova suya. Esas dos cosas son muy curiosas y que afortunadamente las tiene Cuba.
Ellos, los cubanos tienen las dos armas especiales, el arma para agitar el baile y el arma para agitar el corazón. Al tener, las dos cosas están completitos. Nueva York se ha quedado por problemas de comercio. Si Cuba ha estado bloqueada, Nueva York también ha estado bloqueado a nivel de alternativas de progresión. En ese sentido nosotros somos unos privilegiados, tenemos la oportunidad de escuchar la Música Cubana y la Música de Nueva York. La Sonora Matancera y Silvio Rodríguez. Somos demasiado ricos musicalmente hablando.  Recibimos esas dos influencias. Porque acá no nos bloquean por ese lado. Aquí oímos a Silvio Rodríguez y nadie nos va a fusilar. Nos estamos enriqueciendo y podemos madurar mucho mejor que el mismo cubano y el mismo newyorkino.
Fue una tarde maravillosa donde pudimos los amigos encontrarnos buscando la huella sensible de la música que siempre perseguimos como en el cuento de “El Perseguidor” de Julio Cortázar, y que entre más la recordamos, más le descubrimos que inaugura tal caudal de posibilidades, tal riqueza de expresión y pensamiento, tal fidelidad con el quehacer de las músicas del Caribe, de Cuba, de Nueva York y de la Salsa. Es un espacio que nos permite indagar por sus tejidos reveladores y poder reconocer ese mundo mágico que invencible renace y vuelve a florecer en la escritura conversada sobre la Salsa, es como girar en torno de ella sin perder la distancia, como un buen satélite decía Julio, como un buen crítico o “como Johnny que persigue en vez de ser perseguido, que todo lo que le está ocurriendo en la vida son azares del cazador y no del animal acosado”, como la Música Salsa que está llena de poesía y de talento, son las palabras, lo que está en esas palabras, ese espacio fundacional donde llega el guardapolvo. Son las confirmaciones de la memoria, Gary, es el D.J.,  errante, nos ha regalado un monumento de 590 páginas,  en el que “está presente un trazo de la historia de la ciudad de Cali y el espíritu de un hombre soñador, quien desde su tribuna musical ha ondeado la bandera de la Salsa”.


Esta conversación que todavía está por terminar es un díptico que apareció en el primer libro que publiqué un 23 de diciembre de 1987,  en Bogotá, Distrito Especial antes de ser Distrito Capital, intitulado: "Concierto Caribe", -título que le colocó Juan Guillermo Ramírez, un filósofo de la Universidad de los Andes, crítico de cine, que proyectó ese nombre pensando en la Consagración de la Primavera-, cuando éramos los diseñadores de una revista especializada de cine "Arcadia al Cine". Concierto Caribe, es un librito multicopiado gracias al patrocinio de la gente de Quiebracanto y muchas almas del mundo que querían que se conocieran estos trabajos que se conocieron en El Siglorama. Este trabajo va a quedar completo cuando transcriba las dos nuevas entrevistas posteriores  que les hice a Gary y a Rafael al regresar a vivir a la ciudad donde nací en la esquina de la Carrera Sexta con Calle Sexta. Hoy tiempos después, mi hijo Lucio Ochún Tascón Castañeda está empeñado en colocar en el mundo de ciberespacio, en la "nube".





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