jueves, 21 de enero de 2016

La Otra reencarnación de la Salsa en las manos de la imaginación de Andrea Buenaventura.


La Otra reencarnación de la Salsa en las manos de la imaginación de Andrea Buenaventura.



Ella es una mujer mona muy alta que viste de negro. Ella tiene el alma para que todo esté perfectamente cuadrado casi de manera milimétrica en la carpa Cabaret de “Delirio”.

Ese es el nombre de esa maravillosa obra colectiva donde el  espectáculo circense se encuentra con la Danza, el Baile y con la música de la Salsa  de una forma y  una manera definitiva, que termina por envolver mágica, contagiosa y extraña a todos los espectadores. Es una puesta en escena en doble vía.

Ella pasa una y otra vez por el lado de quiénes la buscamos una y otra vez, pero, primero está la puesta en escena de esa hermosura que han podido inventar las caleñas y los caleños. 

La  médica Nicolle desde Lecce, en Italia, me lo dijo con mucho orgullo: “Delirio, es la verdadera exaltación de la fiesta y de lo que es el baile auténtico de Ustedes los de Cali. Es mejor que lo veas a que te lo cuenten”. La verdad es que es cierto. 

Después de todo valió la pena esperar por la entrada equivocada del Parque del Amor y sentir el desesperante zumbido de los zancudos como de las picadas de los jaibíes diminutos que a esa hora de la noche, acompañan los brazos de todo aquel que no tenga buena vitamina E y complejo B12. Se vuelve uno muy buen dulce con sus brazos para los jaibíes y los indolentes insectos que se reproducen por millones en nuestra zona tropical. 

Cuando ya son las nueve exactamente y en punto, se abre el telón porque ella la mujer del pelo amonado, ligero, suelto sin ninguna diadema, ha dicho por el radio interno, manos a la obra que comienza “Delirio”.

A un lado, están como en un backstage abierto a la mirada del público, los sonidistas, las luces, los efectos, la producción y por supuesto Richard Yory con su memoria y su grandeza musical, brindándonos los temas que van a sonar para todos los asistentes y bailadores. 

Desde un corredor Isabella está pendiente de nosotros,  para que podamos estar bien y que mientras tanto a  la mesa nos lleguen las empanadas más pequeñas del mundo que tienen el sabor más rico y delicioso de la tierra, con una frita cubierta de maíz tostado, y dentro de ese caparazón crocante se encuentre la masita de papa criolla o amarilla con un guiso pimientoso inigualable. 

De un momento a otro,  la carpa está a un lleno completo casi a reventar y de entre las sombras aparece una hermosa trapecista acompañada de un estilizado trapecista. Comienzan el ascenso por dos gruesas telas, donde van  jugando con sus cuerpos a crear una percepción de unidad artística que entreteje en el espacio figuras con mucha elasticidad, agilidad, ritmo y fuerza para que alcancemos a contagiarnos de esa plástica armónica que este bello arte nos manifiesta. 

Hacen expansiones, flexiones, extensiones, contracciones y muchos cambios hasta crear un marco en el aire de variaciones en el espacio central de la carpa que es recibido por el público asistente con un estruendoso aplauso. 

Al fondo de la carpa del circo, de tres escenarios distintos, van apareciendo los seres más descomplicados de la vida y más aplicados de la Danza caleña, sus bailarines. Esta aparición en escena de manera conjunta de varios grupos de los bailarines barriales, son la expresión intergeneracional de lo que es el baile popular de la Danza de la Salsa en la ciudad. 

Esta aparición es como la división por áreas de las diferentes generaciones de bailarines y es a la vez la expresión de una historia viva de lo que ha sido la Salsa en la ciudad a  través de los últimos cuarenta y cinco años. 

Es todo su ciclorama en una totalidad bajo el acompañamiento de una orquesta que en vivo recrea la memoria de todas y todos. Pasan varios actos y en medio del goce público que vivimos, tenemos que retirarnos al fondo de la tras escena de la gran carpa y poder así acercarnos a ese maravilloso cuerpo de bailarinas y bailarines que conduce esa mujer que hemos visto correr de un lado a otro y que al final de un corredor y muy cerca de una inmensa Ceiba y de unos guaduales, saca un tiempo para poder entablar un diálogo corto sobre lo que está haciendo.



  

-¿Andrea, cómo te nace la idea de construir “Delirio”?
-La verdad es que “Delirio”, nace de una idea suelta. Es un poco como el resultado de ese enamoramiento de Cali con la Danza y la Salsa desde hace cuarenta años. Y bueno, llevamos muchos años como tratando de descubrir esa pasión por ese ritmo en los barrios y sobretodo en los barrios populares. Entonces, cuando venimos viendo un grupo de personas, esa cantera de bailarines de los barrios sentimos la necesidad como de elevarles su cultura artística y montarlos en escena y entregárselos al público caleño que estaba un poco ávido de sentir elementos que rescatarán un poco como su identidad. A eso decidimos mezclarle el circo porque es un arte escénico un poco más universal y la música. Y bueno ahí nace Delirio. Más que una idea personal, es una idea de un trabajo colectivo muy gratificante sobre todo para los bailarines.

-¿Cuándo se comienza a elaborar el Proyecto, tú empiezas a hacer una indagación en los grupos de Danza y en los cuerpos de baile de la ciudad?
-Sí, aquí se hace eso. Bueno, ahí venimos un grupo de personas desde hace un buen rato. Tal vez unos veinte años trabajando con ellos. Ellos tienen su propio mundo en los Barrios. Tienen formadas sus escuelas en los Barrios populares. Cali tiene cerca de 64 escuelas. Más o menos unos 2000 bailarines censados. Ellos hacen un trabajo, digamos que bastante empírico…pero que poco a poco, han ido profesionalizando y entonces empezamos a hacer audiciones y encontramos las mejores escuelas de baile que estuvieran mejor en su nivel artístico. Y así, empezamos a ensamblar el espectáculo con ellas. Pero, permanentemente también continuamos haciendo casting. Y audiciones para poder tener una segunda y tercera línea que les permita además a los bailarines que eso se les convierta en una aspiracional, en un reto en sus vidas. Eso ha sido como muy grato.





 -¿Este trabajo es consultado con los hombres que estudian y que practican la etnografía de la Salsa desde hace cuarenta años?
-Sííí, claro, claro. Hemos tenido aportes fundamentales como el del maestro Alejandro Ulloa, que es un estudioso muy juicioso. Hemos tenido aportes importantísimos como los que hace Guillermo Restrepo, que es un estudioso de la música. Aquí está con nosotros en la parte musical Richard Yory, que es uno de los melómanos y coleccionistas más importantes de Colombia. Está Carlos Fernando Trujillo que es un productor escénico que también ha hecho un trabajo y un estudio juicioso. Y bueno, más que un dictamen de que vamos a hacer, lo que hacemos es un trabajo de creación colectiva con los directores de las escuelas que se han luchado ese espacio y que se lo han ganado en muchos años. Y estamos en constante investigación.

-¿Haces alguna dramaturgia con ellos, te sientas a hablar, conversas, haces diálogos?
-Sí, nosotros tenemos un comité artístico muy edificante donde participamos los productores escénicos, los luminotécnicos, los directores de las escuelas, los coreógrafos. Por ejemplo, para “Pasos de Libertad” que es la obra que estamos estrenando lo que hicimos fue entregarles un hilo conductor con el deseo de hacerle un Homenaje al Bicentenario de Colombia y al Centenario del Valle. Quisimos meternos por esa reconstrucción de los Mitos y las Leyendas y cada uno fue haciendo sus propuestas, sus personajes. La Salsa, tiene una virtud estética muy valiosa que es que puede combinar porque tiene la influencia de tantos ritmos entonces es muy rica para trabajarla escénicamente hablando. Y hay unos que tienen unas tendencias de la influencia Afroantillana y hay otras escuelas que tienen una influencia newyorkina. Otros que tienen mucha influencia de la base rítmica de lo africano y de lo que viene del Pacífico. Igual hay otras que tienen mucha influencia del currulao, que es nuestro ritmo por excelencia. Bueno, es un proceso de creación colectiva muy interesante. 




-¿Por qué llamarlo “Delirio”?
-Bueno, no hay una explicación específica cuando hicimos nuestro  análisis de mercadeo para crear el espectáculo. Más bien hicimos un interrogante. ¿Qué queríamos que el público sintiera cuando saliera de ese espectáculo? Y lo que queríamos es que el público, digamos que tuviera un desorden de sentimientos y de emociones que le permitiera realmente vibrar y cuando tú buscas eso en el Diccionario Real de la Academia de la Lengua, eso se llama Delirar.

-¿Hay una preocupación, estamos profesionalizando un invento popular o estamos cualificando ese invento?
-Noo. Cualificando. Sin lugar a dudas, cualificando. Las escuelas tienen unos bailarines y bailarinas con una calidad de vida históricamente muy deficiente, pues por su condición social obviamente. Faltaba ese impulso. Inclusive esa tabla. Esa relación con el público. Digamos que estaban muy solos en su barrio y en sus espacios sin poderse mostrar. Y entonces, lo que hemos venido haciendo es ese proceso de cualificación. Con mucho cuidado. Intervenir lo que menos podamos el proceso. Por ejemplo, “Delirio”, no tiene un vestuarista. Aquí no hay ningún diseñador de vestuario.

-¿Son los vestuarios propios de ellos?
-Son los vestuarios de ellos que traen de sus barrios. Ellos, se los imaginan, se los sueñan, se los crean. Combinan el rosado bombón con el azul pañalera, como yo misma se los digo Y sólo a ellos y ellas les queda bonito. Y nosotros, lo que hacemos es ayudarles a comprarles una tela. Lo que ellos quieran. Seguramente que la pluma o el tocado les quede mejor. Pero, todo es de su propia esencia. En eso nos cuidamos muchísimo. Yo, personalmente he defendido mucho ese proceso. Muchos diseñadores colombianos, inclusive cuando estuvimos en Madrid, una importante diseñadora se nos ofreció venir para apoyarlos en su proceso, pero yo siento que eso es absolutamente intocable.



-¿Ese respeto, con la construcción simbólica de la Salsa para la globalización, nos permite hablar que “Delirio” está construyendo unos universales simbólicos de lo que es Cali como cultura?
-Sí. Hasta donde hemos podido. Cali, digamos que es una ciudad, a la que todo el mundo osa decir: que no tiene cultura. Además, todo el mundo tiene una interpretación distinta de lo que es la cultura.  Nosotros, hemos tenido un inmenso respeto por lo que es nuestra cultura y por los géneros vernáculos. Eso digamos, que lo inculcamos en ellos. Por eso, ahorita vemos a los bailarines de Salsa en este espectáculo de Pasos de Libertad, bailando Cumbia y Currulao. Que eso para ellos es todo un aprendizaje. Entonces, tenemos muchísimo respeto, por nuestros géneros vernáculos. Pero, también tenemos una mirada hacia lo que está sucediendo en los Barrios de la ciudad de Cali, porque Cali es una ciudad de pasiones y de muchísima fuerza y de mucho tejido humano, por todo aquello de las migraciones y de su trayectoria Pacífica que ha tenido muchísima influencia. Entonces, ese despertar de la Salsa, no podía seguir siendo una negación. No podía seguir siendo la vergüenza de Cali. “Es que en Cali bailan Salsa”. Y como la Salsa estaba muy ligada al fenómeno del narcotráfico. Pero, donde el narcotráfico penetro mucho fue en el mundo de las Orquestas, pero los bailarines siempre se mantuvieron en su Barrio. Ese fue un fenómeno como muy importante. Y por todos esos elementos tenemos un enorme respeto y lo que intentamos es aumentar la factura artística. Intentar exportarla. Entregársela al público para que el público termine haciéndola. Y en “Delirio” el público termina la obra. Y bueno, ese ha sido un proceso muy grato.

-Esta pregunta ha creado como ciertos dolores de cabeza en los anteriores entrevistados. Pero, después lo vas a reflexionar y ver por qué sucede. Yo tengo la idea, la tenía, pero, hoy se me ha cumplido la idea, de que este proceso de “Delirio”, como otros procesos paralelos, es como el renacimiento de la Salsa, es como una afirmación de nuestra consagración al tiempo, donde se congrega y se reúne el cómo celebramos el tiempo nosotros en Cali. Este proceso te hace pensar que esa es nuestra forma de pensar, te hace decir que nosotros pensamos y que consagramos en la Danza  nuestro tiempo, en el hablar y en el morar esta tierra, con la Danza y el baile lo que hacemos y como lo hablamos de ello, como conversamos, aunque no seamos caribeños, esa forma de celebración es una forma de romper con lo parroquial que se nos ha querido imponer. ¿Andrea, hay una celebración del tiempo en “Delirio” y en esa idea que haz concebido? ¿La gente lo siente así?
-Sí, sí, sin lugar a dudas. Cali es una ciudad corporal que se expresa a través del movimiento. Todo esto nace un poco del desorden y del caos. Del sufrimiento, del dolor de la angustia, del no encontrar seguramente un rumbo muy definido y bueno lo que nosotros sentimos al luchar por este espectáculo, es que a través de la Danza, Cali encuentra su tiempo y lo acabamos de ver en el pasado 25 de diciembre, cuando dos mil bailarines se funden con un millón de personas, donde en público y a los ojos del mundo hacemos el Salsódromo y digamos que la gente de todas las naturalezas [clases sociales,] rompe las barreras de los estratos y  es,  ahí donde realmente podemos lograr la mezcla. Muy a pesar de que Cali es una ciudad absolutamente dividida. Además es una ciudad que no tiene por ejemplo, Carnaval, que es el momento de la carne y de la carnestoléndica, donde todos nos metemos y nos mezclamos y en eso le tenemos una envidia sana a Barranquilla y Pasto, que es donde hay un momento donde realmente esa pirámide social se fractura y todos nos volvemos una masa de sentimientos. Yo, creo que la Salsa logra eso. El Salsódromo de la Danza logra eso.




-No es ninguna máscara, no es una impostura, puede ser una máscara. ¿Pero, estamos construyendo mejores ciudadanos con estas nuevas realidades de “Delirio” y del Salsódromo?
-Sí, sin lugar a dudas.  Los Bailarines digamos que no bailan Salsa ni por obligación ni por necesidad sino por gusto. Tú ves bailarines que jamás han sido contratados y que desarrollan diferentes oficios en la vida diaria. O son empeladas domésticas o son mensajeros o son secretarias y tienen en la Danza y especialmente en el baile de la Salsa un gusto especial y entonces, al tener esa virtuosidad en ejecutar el baile pues se eleva el autoestima. Encuentran un punto de desfogue de sus propias angustias y de sus propios sentimientos. Sin lugar a dudas, “Delirio”, el Salsódromo y la Danza son un medio para llegar a la construcción de una sociedad. Es uno de los medios.

-¿Podemos decir que “Delirio”, aporta a la ciudad, a la nación y a la región en la construcción de cultura ciudadana?
- Sin lugar a dudas, que sí. Y en eso nos hemos propuesto con alguna claridad hace mucho rato y desde que nació. Ya traspasó las barreras de un simple espectáculo. “Delirio” más que un espectáculo, es una propuesta de cultura ciudadana, es una propuesta de  engrandecimiento de la cultura popular, es mucho más que un espectáculo, es mucho más que un entretenimiento.

-¿Tú, aceptas que socialmente, sirve afirmar la Salsa como una política cultural de la ciudad por parte del Alcalde Jorge Iván Ospina Gómez? ¿O no lo aceptas?
-Bueno, yo diría que uno no puede ser como tan radical. Yo sentiría que la Salsa, es un elemento más de nuestra existencia y de nuestra cultura como lo es el Teatro, como lo es la Música como lo es el propio Ballet. Aquí, tenemos y hemos trabajado y personalmente hemos estado muy cerca de ese proceso de desarrollo cultural de la Salsa. Lo que pasa es que la Salsa es simplemente un elemento más. Lo que pasa es que es un elemento masivo. Entonces, digamos que hay que respetarlo porque es muy masivo. Tú no puedes ser indiferente en una ciudad donde tienes más de dos mil bailarines de Salsa. Todos enormemente cualificados. Tú puedes  hacer o estar, o no a favor pero, no puedes estar en contra de un fenómeno que brota de la tierra, eso es un imposible. Entonces, yo soy enormemente respetuosa y un poco alérgica a los debates de qué es o qué no es cultura. O  qué es cultura popular o que  digamos que la cultura  es sólo la de las Bellas Artes. A mí me parece que hay que respetar el sentimiento de un pueblo.  Y yo personalmente soy amiga de la cultura popular.

-¿El Salsódromo, es un invento de Ustedes?
-No.

-¿El Salsódromo, no quisieran intervenirlo?
-No, el Salsódromo yo sentiría que es el resultado de ese proceso que vive Cali. Digamos que al Alcalde Jorge Iván, le llega la propuesta de hacer un desfile de bailarines. Jorge Iván es un hombre de extracción popular, sin lugar a dudas. Es un hombre que ha sabido leer, el sentimiento del pueblo. Y simplemente lo capitaliza. Y creo que las cosas son de quién es capaz de hacerlas.




-¿Se siente feliz haciendo esta grandeza de “Delirio”?
-¡Feliz! ¡Absolutamente feliz!

-¿Cree que lo ha hecho, es un desarrollo de lo que quiso algún día hacer con la reconstrucción de las fiestas de las mojigangas el maestro Enrique?
-No, el maestro  nos dio tantas y tantas obras y enseñanzas que es posible que yo tenga un poquito de ellas adentro de todo lo que hago. Ojalá, yo pudiera hacer un poco de lo que hizo Enrique. Yo soy simplemente una feliz integrante de un equipo de trabajo. Un equipo, además liderado por mujeres. Simplemente, soy una mujer más de este grupo. Yo creo que la gente debe tener mucha envidia de lo que yo siento cada vez que los veo bailar. La verdad. Cada vez que los veo. Cuando los veo acá. Cuando los veo en la calle. Cuando los veo estrenar sus vestuarios. Cuando los veo maquillarse. Cuando los veo aprender sus pasos. Cuando los veo emocionados acelerando la música a 45 r.p.m. para poder bailar más rápido o más despacio. La verdad es que la gente tendría que tener mucha envidia. Imagínate cuanto disfrutaré para perderme cada instante con mis hijos y poder disfrutar este tiempo con los bailarines de “Delirio”.




-¿Andrea, hay Salsa para el futuro?
-Para siempre. Sobre todo aquí en Cali.

-¿Por último, quisiera saber cuál es el significado de Jairo Varela para Salsa en Cali?
-Jairo, es digamos que nuestro símbolo. Es nuestro símbolo musical junto a Alexis y Nino. Son los hombres a los que le debemos realmente que Cali este puesto en el Mapa del mundo de hoy. Que estemos en el Mapa de la Salsa como cultura y como una realidad innegable. Son unos cultores y unos virtuosos músicos a quiénes les debemos toda nuestra venia y admiración.





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